INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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27/8/11

El labrador y el tejero

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Desembocadura del río Gandarilla en San Vicente de la Barquera (Cantabria)
Cuentan que había una vez un humilde aldeano, de nombre Austronio, que tenía dos hijas: Laurilia y Teyla, las cuales eran justamente las dos mitades de su corazón. Cuando éstas crecieron y se convirtieron en dos hermosas jóvenes, se unieron en matrimonio con sendos hombres del otro pueblo que había tras las montañas, los cuales tenían oficios diferentes. La mayor se casó con un labrador llamado Aroclo, que cultivaba tierras de secano donde sembraba trigo y cebada; mientras que la menor lo hizo con un tejero, de nombre  Alciro, que trabajaba la arcilla en la fabricación de ladrillos, tejas y otros productos de barro cocido.

Un día que Austronio echaba a sus hijas mucho de menos, aparejó la burra y se fue a visitar a ambas. Después de varias horas de camino, el hombre llego primero a la casa del yerno labrador. Su hija mayor, Laurilia, dicharachera y melosa, le recibió con gran alegría y le colmó de atenciones. Luego el padre le preguntó que cómo le iban las cosas, y la hija, algo apurada, le hizo saber que su marido y ella habían trabajado duro la tierra, habían arado y sembrado muchas fanegas de trigo, cebada y otros cereales, pero transcurrían los meses y el cielo no les concedía la gracia de la lluvia, cosa que podría dar en la pérdida de la cosecha.

–Por tanto –dijo Laurilia–, si no llueve pronto, todos los esfuerzos y gastos del cultivo habrán resultado baldíos y llegaremos a pasar estrecheces para poder subsistir”.

Austronio, haciéndose cargo de la situación, consoló a su hija diciéndole que tuviese fe en la Providencia, pues no tardarían en llegar las lluvias y se salvaría la mies de los campos y recolectarían abundante grano.

–Ten esperanza, hija, pues ya verás como llueve el cielo y se salva la cosecha de los bancales –le dijo su padre.

Al día siguiente el hombre quiso visitar a su otra hija, y, aunque la mayor le rogaba que se quedase más tiempo en su casa, él se despidió con un abrazo y una frase esperanzadora:

–¡No te preocupes, hija mía, que pronto lloverá!

Cuando Austronio llegó a la casa de Teyla, su hija menor, que era una mujer callada y muy hacendosa, la encontró trabajando en la tejera, codo con codo a su marido. Luego de haberse interesado por la salud de todos, el padre, a solas con su hija, le preguntó que cómo marchaban las cosas. Ella respondió preocupada:

–Mi marido y yo hemos luchado por sacar adelante este negocio –le dijo–; hemos trabajado hasta la extenuación y, en este momento tenemos los secaderos repletos de ladrillos y de tejas para cubrir unos importantes pedidos que nos pueden sacar de apuros; pero si llueve pronto se estropeará todo el trabajo, perderemos la producción y nos arruinaremos.

Por lo que Austronio, comprendiendo la delicada situación, animó a su hija para que se tranquilizase.

–Ten fe en la providencia –le dijo–, ya verás como se mantiene el tiempo seco y sin llover, y todo el ladrillo y la teja que habéis hecho se podrá secar bien y saldréis adelante.

Al otro día, Austronio tomó la burra del ramal para marcharse, aunque su hija no paraba de rogarle que se quedase más tiempo en su casa. Cuando el hombre la abrazó para despedirse, le dijo una frase de esperanza:

–No te preocupes, hija mía, verás como no llueve.

***
(Cuento nº 19 del libro "CUENTOS DEL RINCÓN")
©Joaquín Gómez Carrillo

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"