INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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17/9/11

La tradición de la Romería

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La gente se desparrama por el Cerro del Castillo
Un año más llega la Romería y el traslado a la Ermita de la Atalaya de la imagen de la Virgen del Buen Suceso, copatrona de Cieza. (En realidad el patronazgo de este pueblo, en atención a la devoción popular, estaría formado por una trinidad: San Bartolomé Apóstol, la mentada advocación de María la madre de Jesús y el Santo Cristo del Consuelo).

La Romería es ya una tradición ciezana que se remonta a casi cincuenta años de existencia, desde que empezó a realizarse por los años sesenta. Antes de eso, en el Collao de la Atalaya no había nada (únicamente una cruz de madera en lo alto del Pico, que luego desapareció y en su lugar fue izada la torreta del repetidor de la Segunda Cadena). De hecho, con anterioridad a decidirse el emplazamiento de la actual Ermitica, estuvieron valorando otros lugares del término, como por ejemplo la zona del Madroñal; pero al final se quedaron en nuestro monte más emblemático: la Atalaya. De modo que construyeron a pico y barreno el camino de la solana (en ese tiempo todavía no se utilizaba la maquinaria pesada para tales trabajos, sino cuadrillas de obreros que cobraban jornales irrisorios), y, sobre el cabecico que había entremedio del Cerro del Catillo y el Pico de la Atalaya, explanando su cima, construyeron la Ermita.

Y entonces tuvo inicio la “tradición” de la Romería, que cada vez se halla más arraigada entre los ciezanos. Por eso, en estos últimos años, cuando oigo que muchas personas denuestan las fiestas de moros y cristianos bajo el pretexto de que “¡eso nunca ha sido tradición en nuestro pueblo!”, yo pienso que, como todas las cosas, las tradiciones también tienen un inicio. De manera que cuando llevemos a las espaldas cincuenta años de moros y cristianos, ya hablaremos.

Mas siguiendo con el asunto de la Romería al Santuario de la Atalaya, al principio subían pocos vehículos, ya que casi nadie poseía coche (las clases medias, antes de empezar a disfrutar del Seiscientos, se solían mover en Vespa). De forma que no había problema de circulación ni de aparcamiento allá arriba: la gente peregrinaba en sana paz, oía su misa, o no, almorzaba con la bota del vino o el butano de cerveza y regresaba a casa más contenta que unas pascuas.

Pero conforme aumentaba el parque móvil de los ciezanos, la cosa se fue complicando poco a poco. Así que tuvieron que ponerse manos a la obra en la regulación del tráfico y construir algunos aparcamientos en los aledaños de la Ermita.

Cuando pocos años después los coches tampoco cabían ya en los aparcamientos ni podían circular con fluidez por el camino de la solana, pensaron hacer un nuevo acceso para lograr un circuito de sentido único. De manera que, por donde iba el “Segundo sendero” (el que partía desde el Rincón de Mula y llegaba justo hasta el Collao), ya esta vez con tractores oruga, construyeron el camino de la umbría, destrozando pinadas y no previendo la necesaria contención del terreno para evitar desprendimientos, cuyo resultado en unos pocos años salta a la vista. Y de paso hicieron más aparcamientos arriba, descuajando mayores superficies de terreno agreste. Pues la vida moderna está condicionada a la presencia cada día mayor de los coches, en las carreteras, en las ciudades y en cualquier parte donde queremos ir siempre montados en el auto.

Pero otro problema creciente evolucionó parejo: el aumento de las basuras en nuestras vidas. Conforme avanza nuestra sociedad, producimos más basura; y lo peor es que la llevamos consigo a todas partes en forma de envases: bolsas de plástico, latas metálicas, botellas de cristal o de plástico, tetrabriks, papel de aluminio, cartón, etc.

Además, y por si faltaba algo, una tercera plaga también ha hecho acto de presencia entre nosotros en las últimas décadas: la mala educación en general y la falta de respeto hacia el medio ambiente y a los espacios públicos, ya sean naturales o urbanos.

¿De modo que cuál es la situación actual en relación con este evento? Pues hoy por hoy, y haciendo un balance prudente, podríamos decir que la tradicional Romería constituye el mayor ataque al medio natural que recibe anualmente nuestra querida Atalaya. ¿Quiere eso decir que para proteger nuestro más emblemático monte, habría que suspender la Romería? Yo no me atrevo a decir eso. ¿Quiere decirse entonces que se deben de replantear las maneras de llevarla a cabo? Yo creo que sí.

Simplificando: por una parte el pueblo tiene derecho a materializar su devoción con fiestas y celebraciones religiosas, y por otra está la responsabilidad de todos de preservar el medio ambiente y de respetar nuestros espacios naturales. Pero ay, si para gozar de tales expansiones, atentamos contra un patrimonio tan sensible como es el propio Monte de la Atalaya, mal vamos. Sepan ustedes que en la actualidad no hay rincón, barranco, peña o repecho en toda la zona del Collado de la Ermita y aledaños, en los que no se encuentren basuras de todo tipo, procedentes de las sucesivas romerías anuales. Además del consiguiente destrozo de la flora autóctona a causa del “pateo” fuera de los senderos por miles de personas año tras año. Es lo que hay...
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 17/09/2011 en el semanario de papel "El Mirador de Cieza")
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(Ver artículos anteriores de "El Pico de la Atalaya")

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"