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Esta semana me venían muchos temas a la cabeza para escribirles el artículo, pero como estamos ya metidos en tiempo veraniego y de disfrute de vacaciones (eso para quien posea la suerte de tener un puesto de trabajo cuyo empresario respete los derechos de los trabajadores, o una pensión decente que le permita ir tirando), he decidido hablarles sobre cosas agradables, incluso refrescantes, como son los viajes y los sitios donde ir en alguna escapadica durante el descanso vacacional.
Cañón de Almadenes, Cieza |
Miren, hay muchas personas que eligen un destino para sus vacaciones en lugares exóticos y lejanos; prefieren conocer mundo en la dimensión más real de la frase; deciden recorrer países y continentes; tomar aviones, barcos o trenes de largo recorrido. Eso está muy bien; viajar lejos y conocer otras sociedades da una cultura especial a la persona. Aunque también depende de la forma de mirar con que uno vaya a los sitios, y de la apertura mental con que se llegue a pueblos y ciudades cuyo modo de vida es radicalmente diferente al nuestro; ya que puede haber casos en que si no se tiene un mínimo de sensibilidad, capacidad de observación y deseo de entender otras culturas, uno puede ir a Sebastopol y volver y quedarse igual que estaba.
Sin embargo yo les iba a comentar que aparte de los viajes al extranjero, a destinos lejanos (no me estoy refiriendo a Andorra o Portugal, o incluso a Francia, que están a un tiro de piedra), hay otro turismo de andar por casa no menos cultural, aventurero o exótico, que a veces pasamos por alto. De modo que se da el caso de gente que ha ido a conocer el palacio Buckinghan en Londres, que eso está muy bien y es maravilloso, y sin embargo no han visitado nunca el Monasterio del Escorial, desde donde Felipe II gobernó un imperio en el que no se ponía el sol; o que han volado a Tailandia y no conocen la majestuosidad de los Picos de Europa.
Yo les estoy queriendo apuntar que no es un tópico cuando se dice que España es muy diversa, y que no es exagerado afirmar que hay lugares en nuestro país que le dan cien patás a destinos turísticos situados a miles de kilómetros, para llegar a los cuales hay que gastarse una pasta y andar tirado por aeropuertos de medio mundo. Y precisamente en estos tiempos de crisis y de pocas perspectivas de trabajo en general, el elegir uno para sus vacaciones destinos nacionales es hacer un favor a la economía española. Bien es verdad que a lo mejor es un poco egoísta el planteamiento, porque aquí viene turismo extranjero a manta a dejarse las perras, y, en justa reciprocidad, deberíamos salir los españoles y dejar nuestro dinero en otros países, pero es que hay que reconocer que los atractivos que tiene España no se encuentran en todas partes.
Por ejemplo, hoy en día, constantes “bandadas” de japoneses viajan adrede desde el país del sol naciente sólo para contemplar el Museo del Prado, una de las mejores pinacotecas del mundo, junto con el Louvre de París o el Hermitage de San Petersburgo, y sin embargo, muchos de nosotros, que vivimos a cuatro pasos de Madrid, hacemos planes para viajar a Praga o Estambul (interesantes destinos turísticos, sin lugar a dudas) mientras desconocemos el inmenso placer que se siente cuando uno deja que Velázquez le mire a los ojos desde dentro del cuadro de Las Meninas. O a lo mejor planeamos ir a Nuevayork y subir al “Empire Estate”, cuando no hemos visitado la Sagrada Familia en Barcelona, ni ascendido a sus altas torres, que diseñadas por Antonio Gaudí, el “arquitecto de Dios”, parecen sostenerse en la nada del aire.
España tiene de casi todo, y por eso aquí llegan todos los años más de cincuenta millones de turistas. Si ustedes buscan gastronomía, encontrarán la mejor y más diversa; si prefieren arte y cultura, la tienen a capazos en todas las ciudades; si les encantan las catedrales y el románico, ya saben que las hay inimaginablemente bellas. Si son amantes de las playas y de disfrutar del mar en verano, tienen para elegir: el encanto de la Costa Brava, la calidez de las aguas en todo el litoral levantino, la belleza natural de la costa andaluza, o las magníficas playas del norte, con la magia que les confieren las mareas cantábricas.
Si por un casual lo que les gusta es la paz de los balnearios, los tienen de primerísima calidad; si prefieren conocer historia y visitar palacios, no se olviden de la Alhambra de Granada, ni del Palacio Real en Madrid, el más grande de Europa. Si es montaña y naturaleza lo que les fascina, ahí tienen los Pirineos y sus preciosos valles, pero dejen un poco de tiempo para visitar los Picos de Europa: suban a los Lagos de Covadonga cuando el velo de la niebla está descubriendo por la mañana la Laguna Ercina y aparece sembrado de vacas el tapiz verde de la hierba; o entren por el Desfiladero de la Hermida (a contracorriente del río Deva) hasta Potes, lleguen luego a Fuente De y asciendan en el teleférico que sube al Mirador del Príncipe, pues nunca se está más cerca del cielo que en la cumbre de las montañas.
Y ya, quien quiera aventura y adrenalina a raudales, que se apunte al Descenso del Cañón de Almadenes, aquí en Cieza.
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©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 02/07/2011 en el semanario de papel "El Mirador de Cieza")
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(Ver artículos anteriores de "El Pico de la Atalaya").
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