INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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30/4/11

Primavera, pájaros y el Muro

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Balcón del Muro, antes de las obras
Como ya han pasado la Semana Santa, la Pascua de Resurrección y “la Mona”, y estoy seguro de que quien más y quien menos habrá hecho una salida al campo o al monte y habrá podido observar una vez más la maravilla de la primavera, les quiero hacer algún comentario sobre los pájaros en su medio natural, que es donde da gusto verlos u oírlos. (Por cierto, a los técnicos que han dirigido las últimas obras del Muro, aquí en Cieza, se les ha pasado por alto la función de esos pequeños huecos que había entre las piedras de éste en relación con los pájaros).

Les cuento: el Muro, construido en el último cuarto del siglo XIX, no como defensa (es evidente), sino como contención del terreno que forma la explanada a espaldas de la Ermita de San Bartolomé (el actual Balcón del Muro), ganando así un espacio precioso al anterior terraplén, se remató según parece en 1898, ya que una gran piedra de las últimas hileras de arriba lleva precisamente grabadas esas cifras: “1898”.

De modo que, ya fuera por el paso del tiempo, o ya fuera porque aquellos albañiles antiguos dejaran las últimas hileras de piedras del Muro en su parte más alta apenas sin argamasa (y no sería por falta de cal, pues al parecer la elaboraban en una calera situada en el Rincón de Mula, cuyo vestigio ha sido destruido hace tan sólo unos años), había una serie de agujeros y pequeñas oquedades que eran zona perfecta de anidamiento para los aviones y los vencejos; pájaros éstos de querencia urbana que tanta alegría dan a los cielos de Cieza, librándonos a la vez de millones de mosquitos y otros insectos voladores. (A propósito, ¿ustedes han tenido alguna vez un vencejo entre sus manos? Sepan que eso es una emoción inolvidable. Recuerdo que Federico García Lorca, en su obra de teatro “Yerma”, dice por boca de María, cuando ella siente por primera vez su embarazo y se lo comunica a Yerma, que [estar encinta] “...es como tener un pájaro vivo apretado en la mano, pero dentro de la sangre...”).

Así que estos constructores modernos, ¡ay!, han pensado que era mejor “lavarle la cara” al Muro rejuntando todas sus piedras de arriba a abajo. (Me estoy refiriendo a la parte más alta de éste, que da sobre la Bajada al Puente y constituye el más hermoso mirador del pueblo, no a la otra de la calle Cubico, que ahí han hecho una obra magnífica; ¡al pan, pan y al vino, vino!).

Y continuando con los pájaros, estamos en las fechas propicias para escuchar sus cantos. No tienen ustedes más que darse una vuelta por la orilla del río a posturas del sol, o por las mañanas, tempranico, y quedarán maravillados de oír el canto de los ruiseñores. El ruiseñor, que según decían los pillapájaros, no se puede enjaular porque se muere de pena, es un ave migratoria poco llamativa por su plumaje, pero posee un trino fuerte, variado y muy agradable al oído humano.

También por estas fechas, y sólo con salir a los alrededores de Cieza, se puede detectar la presencia de otras muchas aves por sus diferentes cantos, como por ejemplo las abubillas, con su característico “¡cu-cu!”, que es una de las notas más hermosas de la primavera (las abubillas anidan en agujeros y oquedades de las piedras y, en contraste con lo bonitas que son, tienen como sistema disuasorio contra depredadores o personas que metan la nariz en su guarida, un “haliento” irresistiblemente apestoso).

Además hay otras muchas aves por cuyo canto las podemos distinguir, como las tórtolas, con su zureo característico, que se posan en algunos árboles de los parques; los abejarucos, que no paran de emitir sus cantos mientras esperan no lejos de las colmenas a las abejas “cargadas” de néctar de las flores para trincarlas y zampárselas; los picos carpinteros, cuyo piar emiten para marcar el territorio y comunicarse entre los miembros de una familia; las cotobías (aquí en los campos de Cieza les decimos “tutuvías”), que anidan en el suelo al amparo de los matojos y como reclamo emiten un canto que suena algo así como “¡tu-tu-ví!”; las oropéndolas o “pájaros picabrevas”, que poseen unas canciones silbadas tan llamativas que parece imposible que puedan salir de la siringe de un pájaro (las aves cantoras, en lugar de laringe tienen siringe); los gavilanes, con su piar poderoso para defender los dominios del aire; y, desde luego, el singular gorjeo de las golondrinas, casi domésticas por su proximidad a nuestras viviendas, que anidan bajo los aleros de los tejados y en los camaranchones altos de las casas pegando al techo sus nidos de barro. (Bueno, de las golondrinas, las cuales se aparean fielmente de por vida, decía mi abuela que eran pajaricos del Señor, porque fueron las que le quitaron la corona de espinas a Jesucristo cuando éste murió clavado en la cruz).
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 30/04/ 2011 en el semanario de papel "El Mirador de Cieza")
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(Ver artículos anteriores de "El Pico de la Atalaya")
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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"