Mi arbolito de Navidad |
Son las ocho de la mañana del día uno de enero de 2011 y creo que cuanto antes me pille el año nuevo escribiendo, mejor será. Así que comienzo a garabatear en la pantalla en blanco del ordenador con mis mejores deseos para ustedes en los próximos 365 días.
Lo clásico y principal en estos casos es pedir salud para todos; luego, trabajo, pues nunca se hizo más perentorio el encontrar un puesto de trabajo en este país. Trabajo sobre todo para los jóvenes, y descanso bien merecido para las personas con 65 años, pues muchos de esos hombres y mujeres, con los huesos molidos de tanto trabajar, empezaron a dar de sí a esta sociedad a los 16 años. Por tanto, que salgan de su estulticia los gobernantes y hagan una inteligente reforma laboral para el empleo, no para el despido. Y que no nos metan miedo con el fantasma de que en el dos mil no sé cuantos va a quebrar el sistema de pensiones. No, qué va, si hay un montón de personas, sobre todo mujeres, que no van a poder cobrar un duro (o si lo hace será por los pelos, percibiendo el mínimo) por falta de cotizaciones a causa del fraude y el abuso continuado de muchos empresarios. Conozco a muchas mujeres, y ustedes seguro que también, que a sus cincuenta y largos, y trabajando por cuenta ajena toda su vida, llevan sólo nueve o diez años de cotizaciones. ¿Saben ustedes por qué? Porque durante décadas ha imperado la fórmula del contrato “fijo discontinuo” y, sobre todo en el sector de los almacenes de fruta, que es el que más nos toca de lleno en Cieza y nuestro entorno, ha sido el coladero perfecto para que los empresarios cotizaran lo que les diera la gana, o sea, lo menos posible. Yo he visto los TC2 de una empresa frutera donde se obligaba a las mujeres a echar jornadas de doce a quince horas todos los días del mes y, salvo a la esposa del encargado, que le cotizaban sus treinta días, a las demás trabajadoras no pasaban de los ocho o diez días incompletos (¡que se gasten en botica todo lo robado a las obreras!); y, desgraciadamente, así seguimos, sólo que ahora con menos apoyo sindical que nunca al trabajador (¡qué risa, conozco una empresa del mentado ramo en la que los representantes sindicales, del COCO, son perfectos “guau-guaus” del jefe! En ese aspecto, estamos casi como en los tiempos del sindicalismo amarillo). Así que, ¡tranquilos los gobernantes y políticos trincadores de pasta!, que sus pensiones leoninas y sus sueldos vitalicios por no hacer nada no corren peligro, a costa de que una gran masa obrera se quede sin derechos. Ah, y aún quieren subir a 20 años cotizados los 15 de ahora para acceder al mínimo, y a 40 los 35 actuales para cobrar el 100%, sabiendo que la inmensa cantidad de los jóvenes de hoy en día se está metiendo en la treintena de edad con cero cotizaciones por no haber conseguido todavía a un puesto de trabajo; ¿cuándo estos muchachos van a poder reunir su nivel de cuotas exigible, teniendo en cuenta que cuando logren un contrato de trabajo, éste no será indefinido...?) ¡Ni dios va a cobrar para el dos mil no sé cuantos!, pero no por falta de recursos económicos, sino por impedimento legal del propio sistema.
Deseo para el 2011, por tanto, que entendamos todos de una vez, máxime los responsables de los poderes públicos, que sólo hay una forma de remontar y salir del marasmo económico en que nos hallamos (de la crisis, digo), y ésta no es otra que trabajando, así de simple. Y en eso de ponernos a trabajar, todos tenemos algo que ver, incluidos los propios parados. ¿O es que los políticos locales no tienen mucho en su mano para proporcionar estímulo a los potenciales empresarios, que en definitiva serán los que crearán el empleo? Claro que sí, si se mueven en esa dirección. Todo no va a ser a golpe de legislación nacional, aunque son vitales las buenas y acertadas directrices macroeconómicas.
Deseo para este año nuevo que no nos suban más la luz. Que quienes tienen que hacer la reforma energética en este país, se pongan a hacerla ya, pero con cabeza. No lo que han hecho hasta ahora, que han concedido graciosamente un inmenso negocio a las empresas propietarias de los parques de energías renovables, donde sale el kilovatio por un ojo de la cara, a costa de que Iberdrola nunca pierda sacándole el saín al consumidor. ¿Adónde han visto ustedes una factura con dos impuestos? ¡Pues miren, miren, la de la luz! En la Edad Media existían los señores feudales, con un poder ilimitado sobre sus vasallos, los cuales tenían la obligación de prestarles vasallaje, con la aquiescencia del rey, por supuesto. Ahora los señores modernos son los de la energía, quienes nos tienen bien cogidos a todos y no tenemos más opción que pagar lo que ellos quieran, con el beneplácito del gobierno de turno, claro.
Deseo en este año que empieza educación para esta sociedad nuestra de este país llamado España. Pues por falta de ella nos vienen muchos de nuestros males. Si la gente es bien educada, aparte de disfrutar del civismo, tan necesario para la convivencia, sabrá discernir entre el bien y el mal, entre lo idiota y lo inteligente, entre lo que hace perder el tiempo y lo que merece la pena vivir, entre el vicio y la honradez, entre lo honesto y lo inmoral o entre lo sesgado y tendencioso que aborrega y adoctrina el pensamiento del pueblo, y lo imparcial y sabio que cultiva la opinión propia y la libertad de pensamiento. Y sobretodo, deseo y exijo la mejor educación para el alumnado de nuestros centros educativos, ya que lo contrario, además de la frustración del presente, nos traerá la ruina en el futuro.
En definitiva, y a pesar de lo dicho, les deseo a todos ustedes que sean felices en este nuevo año 2011, pero con la verdadera felicidad, que es la que nace dentro del ser humano.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Artículo publicado en el semanario de papel "El Mirador de Cieza")
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El Pico de la Atalaya ya está entre mis favoritos.
ResponderEliminarSaludos desde LCN