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Plaza de España de Cieza |
¿Por qué les cuento esto? Porque tengo la sensación de que en este año que comienza (que ojalá nos traiga mucha felicidad y buenas esperanzas a todos), el Gobierno que sufrimos nos va a dar donde más nos duela: en la cartera, indudablemente. Pero a diferencia de aquellos pobres hilaores ciezanos que ahogaban sus penas todas las noches en la taberna de Peperre, los cuales tenían la cortesía de preguntar al chito de la rueda con qué instrumento prefería el daño, aquí nos las van a dar todas juntas y con todos los palos a la vez.
No me refiero a la supresión a partir del día uno de enero de aquella medida, en su momento graciosamente electoralista, e injusta, de los dos mil quinientos euros por el nacimiento o adopción de un bebé. Digo injusta desde el punto de vista social, pues mientras que para algunos progenitores era una buena y muy necesaria ayuda con destino a la crianza del neonato, para otros padres con pingües ingresos económicos sólo suponía una “propina” para gastarla en cualquier capricho: un derroche por tanto de recursos públicos. (Estas prestaciones, para que sean efectivas, no es bueno hacerlas con “tabla rasa” para todos, sino en función de los ingresos de la persona o unidad familiar).
Sí me refiero al varapalo que constituye la retirada de la ayuda o subsidio a los desempleados de larga duración (ahí es pegar con la gavia a secas en el espinazo), pues habrá muchas personas que están pasando verdaderas estrecheces económicas, ante las que el Gobierno se lava las manos y, desde el punto de vista social, abandona a su suerte, lo cual contradice el artículo 1 de la Constitución, donde se establece como primera cualidad que “España se constituye en un Estado social...”
También me refiero, por supuesto, a la subida a traición en la factura de la luz. Lo cual incide de manera grave, no sólo en la economía de las familias con dificultades y miembros en el paro, sino en todas las actividades de comercios y fábricas, cuyo producto o servicio tendrá que encarecerse por tal repercusión del precio del kilovatio. ¿Cómo estos gobernantes nuestros no tienen ojos en la cara para ver lo inoportuno de semejante subida cuando parece que podrían empezar a darse las condiciones para remontar la crisis? (Eso, desde luego, es como darnos con la gavia en los riñones). Hombre, ellos, el Ministro ese de los cafés y compañía, nos comen el coco achacando la culpa al “déficit tarifario”, que hay acumulados no sé cuántos miles de millones de euros de diferencia entre el coste de producción y lo que paga el consumidor. Ya, ¿pero cómo se ha llegado a esa situación? Pues una de las causas, relacionada con la nefasta gestión de nuestros gobernantes, es el negocio redondo de los empresarios de las plantas solares fotovoltaicas, ¡subvencionadas!, que producen kilovatios carísimos en relación con otras opciones energéticas, y que las compañías eléctricas han de comprar por ley. ¿Ustedes han visto facturas con dos impuestos?, pues miren la de Iberdrola y verán.
A todo esto, los salarios en general no suben, y los de los funcionarios bajan. El paro se mantiene en tasas insoportables y el Gobierno ha parido una reforma laboral en la que se les pega a los trabajadores “con la boina”, pues ha tenido la genial idea de subvencionar con dinero público el despido, ¡amárrame esa mosca por el rabo!
Ah, y encima, además de mantener con buenos sueldos a una caterva de cargos públicos que se multiplican en todas las administraciones como los panes y los peces, hemos de destinar no sé cuántos cientos de millones del Presupuesto para el entramado sindical arregostado. ¿Conque qué me dicen ustedes?
©Joaquín Gómez Carrillo
(Artículo publicado en el semanario de papel "El Mirador de Cieza")
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