INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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27/12/10

La Navidad cambiante

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Asalto de Papá Noel a las viviendas
Muchos de ustedes estarán de acuerdo conmigo en que la Navidad, con ser una celebración milenaria, ha cambiado mucho últimamente, como todo en esta sociedad, ¡vaya! Hace años, estas fiestas se vivían de otra manera (por cierto, antes se solía decir “La Pascua”). En los días previos se preparaban los dulces, la mayoría caseros: las tortas de pan dormido, con matalahúva y almendras; las tortas de mosto, riquísimas, aunque de color oscuro; los mantecados, los aguardentados, los rollicos de anís, de vino, de naranja, de limón..., y los más exquisitos de todos: los almendrados. Se preparaba también la bebida, que principalmente se trataba de una botella de anís, una de coñac, una de ponche caballero, una de licor café y una de menta. Luego se mataba el pavo; así, por las bravas. Mi madre tomaba un berrinche de miedo cuando tenía que matar el pavo; ¡una tragedia!; y no era para menos, pues lo habíamos estado criando durante meses y era un animal hermoso, era el rey del corral, siempre inflado haciendo la rueda, con un moco rojo de a palmo y respondiendo a nuestras voces o silbidos con su “glu-glu-glu”. Mi Madre, muy a pesar suyo, navaja en mano, mataba el pavo sujetándolo en una silla (en modo alguno eléctrica) y sintiendo ella el dolor del animal en su brazo ejecutor; pero era la tradición, que la mujer cargase con tantas y tan onerosas tareas domésticas. Luego había que arrancarle las plumas; para ello se metía el pavo, ya muerto y desangrado (con la sangre se hacían pelotas, con pan rallado, perejil y piñones) en un caldero y se le echaba una olla de agua hirviendo.

Ahora, cuando se acerca la Navidad, lo primero en que se piensa es en la comida de empresa, asunto que va a más cada año, con crisis o sin crisis; fíjense que ya hay quienes encargan el menú en salones de bodas, con autobús incluido para poder pimplar y ponerse moninos. Otros, con menos rumbo económico, se conforman con un tapeo en un bar del pueblo. Pero de una forma o de otra, es lo que toca, y no está mal celebrar que al menos se goza de un puesto de trabajo, que no es poco, pues los varios millones de desempleados de nuestro país difícilmente pueden cumplir con esta nueva costumbre, como no sea que lo acuerden entre los que se juntan en la cola del INEM. Por otra parte, dichas reuniones gastronómicas suelen constituir un campo de estudio psico-sociológico en cuanto al efecto desinhibidor que producen en los concurrentes: por unas horas se deja a un lado el formalismo del trato en el centro de trabajo, incluido el obligado respeto al escalafón, y se pasa a destapar cada uno su lado bromista o gracioso (a veces patéticamente gracioso), echando mano del chiste verde, la frase recurrente, la ironía más o menos fina, el comentario guasón, la chanza al pelo o la sorna hilarante. Claro que en toda reunión festiva que se precie, y éstas lo son por antonomasia, está siempre el fulano o la fulana que tienen la gracia innata (hay que reconocerlo), es decir, sólo tienen que abrir la boca para que todos se partan el culo, como se dice ahora.

Otra de las cosas en que ha cambiado la Navidad en España es a causa de la exitosa introducción del Papá Noel. No me refiero a San Nicolás, obispo del siglo IV que ejercía su bondad y generosidad con los necesitados, y cuya tradición en algunos países del norte de Europa de “traer” juguetes a los niños se remonta siglos atrás. ¿Sabían ustedes que, lo mismo que para nosotros, lo Reyes Magos “vienen” de Oriente (en realidad, en Cieza, del Maripinar), en los Países Bajos, San Nicolás “viene” de España? Luego, como en alemán se decía “San Nikolaus”, pues de ahí se pasó a “Santa Klaus”. Y ya, en una de las más acertadas argucias comerciales de los americanos de USA, se le colocó el traje del muñeco que anunciaba la Coca-Cola. ¡Perfecto! Nadie va a pensar ya que se trata del referido santo, cuyos restos descansan en Bari (Italia), ciudad perteneciente al Reino de Nápoles y, por tanto, española hasta el siglo XVIII. No, sino la tontez del Papá Noel o “Papá Navidad” (“noel” viene de la evolución francesa de “nacimiento” en latín). ¿Desplazará en España a los tradicionales Reyes Magos el “muñeco de la cocacola”? Al tiempo lo veremos. Todo lo que lleve aparejado el consumismo voraz e insolidario (y ojo, que nuestros Magos de Oriente tampoco son unos hermanitos de la caridad, pues siempre han traído los mejores regalos a los hijos de los ricos) es imparable. Siendo el colmo que el propio “espantajo”, fabricado en China o donde la gente trabaja por un plato de arroz, se venda por millones, y ahí los tienen ustedes, a los muñecos rojiblancos, año tras año encaramados en fachadas y balcones. ¿No es admirable el poder globalizador de la sociedad de consumo norteamericana?

Y termino citando otro de los cambios que inciden en la propia esencia de la fiesta y su carácter religioso. Muchos de ustedes recordarán que la Nochebuena era noche de alegría familiar, de villancicos y de celebración religiosa; en la calle estaba todo cerrado, pues no era noche de bares. Ahora, sí, se cena en familia, pero después la gente se va a los pubs y discotecas hasta altas horas de la madrugada, o el amanecer, como si el mundo se fuera a acabar.

En fin, esto es lo que hay. “Y aún más cosas veredes, querido Sancho”, que diría el buen manchego.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Artículo publicado en el semanario de papel "El Mirador de Cieza")
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3 comentarios:

  1. Ya te he enlazado.
    Un abrazo
    Antonio.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo1/1/11, 2:39

    Mi querido amigo, creo no es erróneo decir "La Pascua", como usted afirma; vea lo que dice al respecto el Diccionario de la RAE, que suele dar muchas sorpresas:
    ""Se distinguen las formas en singular y en plural.

    pascua.
    (Del lat. vulg. pascŭa, este del lat. pascha, este del gr. πάσχα, y este del hebr. pesaḥ, infl. por el lat. pascuum, lugar de pastos, por alus. a la terminación del ayuno).
    1. f. Fiesta la más solemne de los hebreos, que celebraban a la mitad de la luna de marzo, en memoria de la libertad del cautiverio de Egipto.
    2. f. En la Iglesia católica, fiesta solemne de la Resurrección del Señor, que se celebra el domingo siguiente al plenilunio posterior al 20 de marzo. Oscila entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
    3. f. Cada una de las solemnidades del nacimiento de Cristo, del reconocimiento y adoración de los Reyes Magos y de la venida del Espíritu Santo sobre el Colegio Apostólico.
    4. f. pl. Tiempo desde la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo hasta el día de Reyes inclusive.""
    Los números 3 y 4 explican claramente el por qué de las expresión "felices pascuas" y el referirse a estos días como pascua.
    Sin duda los antiguos manejaban bien el idioma
    y los tiempos litúrgicos.
    Que tenga usted un buenísimo año.

    ResponderEliminar
  3. Estimado "Anónimo", cuánto me alegro de tener lectores tan ilustrados, y sin duda, quizá también ilustres, como usted. Lo aceptado, fijado y expresado en el DRAE va a misa. No tengo sino disculparme por mi ignorancia al respecto y, agradeciéndole su oportuna corrección, borraré lo de "erróneo" en mi artículo.
    No, si ya mi abuela, que nunca creyó en la llegada del hombre a la Luna, solía decir en la víspera del Día de Reyes: "Ya han pasado las Pascuas, San Silvestre y Año Nuevo, y ahora queda que pasar la Pascua de los Caballeros".
    Que el año que comienza le traiga felicidad.

    ResponderEliminar

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Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"