Ilustración de una de las páginas de "Boliche, Corruquete y Don Tilín" (sus casi 300 páginas se hallan ilustradas por el propio autor del cuento, Enrique Castillo Fernández). |
No saben ustedes la cosa tan chocante que me ha ocurrido este domingo pasado. Les cuento: estaba yo por la noche en mi casa frente al ordenador, escuchando de fondo el Barbero de Sevilla de Rossini y metiéndole mano a una novela que estoy escribiendo y que tengo ya bastante avanzada (no les diré todavía el título, pero trata de cómo se vivía la enseñanza en las escuelas rurales de los años sesenta), cuando me suena el telefonillo móvil y entonces, al responder, un señor me dice en tono cordial: “Soy Enrique Castillo, catedrático de la Universidad de Cantabria, y no se puede imaginar usted de por qué le estoy llamando.”
Y, efectivamente, nunca sabe uno las vueltas que da la vida ni por dónde va a surgir la consecuencia de algo que ocurrió en el pasado.
La cosa viene de que allá por el año 1968 tuve la suerte de poder entrar a estudiar bachillerato al entonces Instituto Laboral (el nombre, por si alguno de ustedes no lo sabe, guardaba relación con el proyecto original que concibieron los curas Salesianos de construir en Cieza una gran escuela que se llamaría “de Artes y Oficios”; más como dicho proyecto no pudo llegar a buen término, el Ministerio se hizo cargo del centro, denominándolo primero “Laboral”, luego “Técnico” y después simplemente “Instituto de Bachillerato”, sin otro nombre, ya que por entonces sólo había uno, como Dios. Y, aparte de la vasta construcción, toda en piedra y ladrillo macizo, de los Salesianos, al lado quedó también para la feligresía del barrio la Iglesia de San Juan Bosco, de la misma factura, dedicada al santo patrón y fundador de la citada orden religiosa).
Y les he dicho que tuve la suerte porque de aquella hornada, de aquella promoción (84 alumnos, en dos grupos: A y B, todos varones, pues funcionaba a rajatabla el apartheid de sexos), casi todos procedentes de familias tan humildes que no teníamos en casa ni cuarto de baño, han llegado a realizarse personas de gran valía profesional: médicos, profesores, políticos, ingenieros, albañiles, mecánicos, electricistas, empresarios, etc. Con todos guardo excelente relación y de todos por igual me enorgullece el haber sido compañero, el haber compartido aula, patio de recreo y vicisitudes con los profesores de aquel curso de primero de bachiller. (Desde el recuerdo agradecido vayan aquí sus nombres: Doña Pilar, Don Juan Manuel, Doña Matilde, Don Andrés Nieto, Doña Alicia, Don Antonio Fernández, Don Silvestre, Don Emilio, el Señor Mendoza y Don Antonio Salas).
Pero resulta que éste último, hombre culto como pocos en Cieza, el cual era, y por muchos años lo fue, el párroco de San Juan Bosco, además de darnos clase de religión, nos inculcaba valores con los que luego tendríamos que afrontar la vida. Y en su noble empeño por hacer que descubriésemos algo tan sencillo y tan fundamental como que los libros están hechos de la materia que produce el pensamiento de la humanidad, un día a la semana nos sacaba a los dos cursos: el A y el B, y, por aquel pasillo largo que iba de punta a punta del centro formando una gran ele, nos llevaba al salón de actos y nos leía capitulillos de un libro que jamás olvidaremos: era una literatura sencilla y llena de imaginación, quizá escrita para niños (de “Platero y Yo” llegaron también a decir que era un libro escrito para niños). Mas el cuento que Don Antonio Salas nos leía maravillosamente entonces, el cual se lo habían regalado a él en su niñez, se llamaba: “Boliche, Corruquete y Don Tilín”, de la editorial Dalmau Carles.
Y ya volviendo al principio, no sé si ustedes saben que tengo en internet una web literaria (un blog): se llama “El Pico de la Atalaya” (la pueden buscar así o poniendo mi nombre completo; de las dos formas la encuentran). En ella, además de otras cosas que he publicado, voy colgando todos mis artículos de opinión que salen semanalmente en el periódico “El Mirador”. Y no sé si en los que escribí no hace mucho sobre San Juan Bosco por su cincuenta aniversario o en alguno otro de atrás, como uno de hace tiempo que titulé “Don Antonio Salas bien vale una misa”, citaba yo este asunto del cura leyéndonos aquel libro mágico.
De manera que como hoy en día internet es un pañuelo, cuando me llamó por teléfono este domingo pasado el Sr. Enrique Castillo Ron, profesor de la Universidad de Cantabria, fue para decirme, lleno de emoción: “¿Sabía usted que el libro ‘Boliche, Corruquete y Don Tilín’ lo escribió mi abuelo, Enrique Castillo Fernández?”
AVISO IMPORTANTE:
* Para poder descargar el PDF del cuento,
ir al artículo "Érase una vez un cuento..."
y picar en el enlace que hay al final.
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©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 13/11/2009 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
AVISO IMPORTANTE:
* Para poder descargar el PDF del cuento,
ir al artículo "Érase una vez un cuento..."
y picar en el enlace que hay al final.
Mi papa tenía el libro en una una edición que tenía unos dibujos lindisimos.Un día cuando yo tenía 11 años, lo saco de la biblioteca y me dijo que lo había leído hacía mucho tiempo y quería presentármelo. Me acuerdo que las hojas estaban cocidas con hilo blanco, pero por el tiempo ya estaba desilachandose. Me encanto la historia. Tal vez fue el primer libro que me hizo entender que con la lectura podía viajar. Me emociono leer su blog.
ResponderEliminarAlexandra Samper
Gracias Alexandra por su comentario. Nada más halagador para alguien que pretende comunicar historias que el confirmarle la emoción de leerlas. Entonces ha merecido la pena.
ResponderEliminarSaludos afectuosos.
Mi abuelita me lo presto cuando era pequena y fue inolvidable. Todavia recuerdo como me llamaba la atencion el dibujo de Don Tilin. Un abrazo desde Costa Rica. Vanessa vvargas87@yahoo.com
ResponderEliminarGracia Vanesa por el comentario. Me emociona el que yo esté escribiendo en un rinconcito de mi casa y podáis leerlo desde América.
EliminarTe escribiré al correo, que amablemente indicas.
Un abrazo también.
dos libros de ni ñiñez
ResponderEliminarboliche corrusquete y don tilin
las famosas aventuras del increible tipiton
lo que daria yo por conseguir estos dos libros
Celebro el comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
Nunca leí el libro ni pensaba que existía. Siempre pensé que era un simple cuento pues mi padre nos lo relataba de memoria. Definitivamente no en su totalidad lo que ahora me pica la curiosidad de tener el cuento completo para satisfacel el intelecto.
ResponderEliminarDe la misma manera que papá me lo contaba a mí y a mis hermanos, yo se lo pasé a mis dos hijas como cuento de cuna. No se olvidan del mismo.
Gracias por los buenos recuerdos.
Raúl R. González Salvatella
Santurce, PuertoRico
USA
Gracias Raúl por tu comentario. Yo también quiero conseguir el libro, pues a pesar de los bonitos recuerdos de cuando nos lo leía Don Antonio Salas en el instituto, después no he vuelto a tenerlo en mis manos.
EliminarUn abrazo.
Gracias por permitirme estar con ustedes, que son muy linda clase de personas de letras. Mi consulta es si en algùn sitio de Internet existirán, para ser leìdos, trozos de los CUENTOS DE BOLICHE Y CORRUQUETE, y poder rememorar los lindos tiempos de la infancia temprana, que ha huído, pero que con los recuerdos puede ser saboreada de nuevo. Saludos y admiración desde Guatemala, Amèrica Central, a mis 68 florecidas primaveras. SEAMOS FELICES. luiscazaypesca@yahoo.es
ResponderEliminarEstimado Luis Alberto, ignoro si existen textos de este cuento de "Boliche, Corruquete y Don Tilín", no obstante, como yo contacté con el nieto del autor y creo que este me mandó un enlace donde localizar tan bello cuento a través de internet, si lo encuentro, se lo enviaré por el correo electrónico.
EliminarUn abrazo.
Estimado Joaquin: ¿ podrías también enviarmelo? Mi correo es macemama@hotmail.com.
EliminarTengo una tía soltera (que también es mi madrina) que vive muy sola con sus 90 años y charla va charla viene, me ha dicho con nostalgia cuanto le gustaría volver a leerlo. Te estaré eternamente agradecida!
Un cariñoso saludo desde Uruguay
Estimada uruguaya, ahora puede usted descargar el PDF del cuento en el enlace que va al pie del anterioro artículo.
EliminarGracias y un saludo.
Hola Joaquín, la primera vez que oí ese cuento fue en la sacristía de la nueva iglesia de San Juan Bosco nos lo contaba don Antonio Salas Galvez a los monaguillos de entonces hace aprox
ResponderEliminar58 años, sabías que como nos lo contaba no tenía fin? Inventaba cosas sobre la marcha.
Yo también fui al instituto laboral la primera promoción. Bonitos recuerdos aquellos.
Un saludo
Muchas gracias por el comentario. Como seguro nos conocemos, me gustaría saber quién eres para hacer este comentario más personal. Un saludo.
ResponderEliminarEstimado Joaquin, mi mamá de 74 años siempre nos ha hablado del cuento de Corruquete y Boliche que su papá les leía cuando eran niños. Mi esposo lo encontró en pdf gracias a ti y hoy mi mamá ha sido muy feliz ya que le hizo recordar unos momentos muy hermosos de su vida en los que su papá les leía noche tras noche este maravilloso cuento que a ella y a su hermano mayor los hacia soñar con llegar a la luna...
ResponderEliminarEstimada Nallely, gracias por hacer un comentario tan bonito. Es para mí una gran alegría lo que me dices. Celebro que, al menos en PDF, podais tener esta bonita obra, que es «Boliche, Corruquete y Don Tilín»
EliminarUn abrazo sincero.
Lo lei también de niño, en Matanzas. Y, sabes una cosa fascinante: En Cuba se hizo una vez una historieta basada en ese libro o, al menos, en su principio. Mi padrino Miguel esta escribiendo un libro sobre el tebeo en Cuba y me la mencionó, lo hizo un dibujante de la Agencia Prensa Latina en los años sesenta.¿Se habrá editado en alguna parte?. Por cierto, también hubo, me dice, una historieta sobre Tipitón en una revista de los años ochenta, no recuerdo si Cómicos o Pablo.
ResponderEliminarEstimado desconocido, muchas gracias por aportar su comentario. Me alegro de le haya traído recuerdos su lectura.
EliminarEstoy muy emocionada,este fue el primer libro que me leyo mi papa antes de dormir cuando era pequeña.hace tiempo que venia buscandolo pero no encontraba ninguna referencia de el,ahora ya con mas datos espero poder encontrar alguna edicion en papel, muchas gracias!!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEstimada Evelin love, celebro mucho su comentario. Muchas gracias por aportar ese recuerdo tan bonito.
ResponderEliminar(He borrado un comentario suyo porque estaba repetido).
Saludos afectuosos.
hola, que recuerdos de ese libro. Si puedes pasarme el enlace de ese libro te estaría eternamente agradecido. Un saludo. don.jabyer@gmail.com
ResponderEliminarHola yo lei ese libro de pequeño y era una maravilla
ResponderEliminary otro precioso... Las famosas aventuras del invencible Tipitón
ResponderEliminarYo, estuve muy enfermita cuando mi madre me lo leyó y ahora me doy cuenta que está dedicado a mi mamá y mi tío por el autor
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