INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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28/4/02

La mujer borracha



La mujer, Dios la tenga en su Gloria, pimplaba de lo lindo. El marido, en cambio, como si no existiera: él, de su casa al trabajo y del trabajo a su casa. La mujer –yo no sé si otras bebidas también, pero la que más le podía era la cerveza–, por el balcón (bien me acordaré, pues vivían en la misma casa que la familia que saqué a relucir en el artículo anterior, ¡qué casualidad!), humillaba a su hijo pequeño mandándolo a gritos, a cualquier hora, a por la puñetera bebida. “¡Fulanicoo! –decía la pobre–, tram’un butanoo”. Y si el zagal, que andaba enjugascado, se demoraba un poco, ella le apremiaba con un improperio fuera de tono, que no hace al caso repetir ahora. El marido (hay que ver lo que hace la resignación), al que jamás le oímos una palabra más alta que otra, soportaba algunas noches un duro asedio psicológico (a los endebles tabiques medianeros pongo por testigos). La mujer, cuando estaba poseída por el demonio del alcohol (en estado de sobriedad era in capaz de ofender a nadie) le arrojaba al pobre los insultos más humillantes y despiadados para un hombre; y los hijos, que eran ya grandecicos, todos más buenas personas que el pan (y lo siguen siendo), soportaban cabizbajos al día siguiente el encuentro con los vecinos. Al marido (lo veo por ahí de vez en cuando, hecho ya un pajarico por el paso de los años), que no hablaba por no pecar, el día que el ataúd negro enfiló para donde tenemos que enfilar todos, le vi hacer cabeza, hundido, con la fragilidad del dolor. A la mujer, cuyo vientre hepático de sus últimos tiempos la hacía parecer ridículamente encinta, le teníamos todos entonces una rara conmiseración, y algunos ahora, como el infrascrito de éste, un recuerdo desvaído por los años.
He conocido, aquí en Cieza, algún caso más en que el maltratado, a pesar de no ser lo habitual en este tipo de violencia, era el hombre, lo cual, por razones lógicas se oculta y se soporta con doble carga de vergüenza por parte de la víctima. Ni qué decir tiene que predomina la agresión psicológica por razones de anatomía (aunque ahora recuerdo una pareja que, ya de novios, ella le cascaba de vez en cuando, pero claro, es que la fulana hacía dos de él), y porque a lo mejor, algunas mujeres, más sibilinas en el ejercicio del mal, se imponen minando la integridad moral, que no deja cardenales sino en el alma.
No es ejemplo, el anterior, el de “la borracha”, de conducta agresiva en la mujer: más bien es enfermedad, adicción y esclavitud de la droga nacional que es el alcohol. Pero si aceptamos como tipos violentos a aquellos que tienen “mal vino” y al volver a casa zurran a la “pobre Maruja” (con el pi-piribí-pi-pi, con el pa-paraba-pa-pa, como dice la canción), en aras de la igualdad no podemos dejar pasar de rositas al sexo opuesto. Aunque por las mismas e indocumentadas razones (yo, si me permiten, sigo en mis trece) que expuse la semana pasada, sólo son excepciones a la regla los casos en que la hembra busca imponer su dominio en la manada o familia, aunque haberlos los hay, no lo duden, y de un trágala inusitado. ¿O es que creen que cuando un individuo de esos –Dios nos libre–, que siendo honrado hasta la fecha, se le cruzan todos los cables y se carga al sursuncorda antes de pegarse un tiro, no hay un pasado de hieles masticadas? Y conste que detesto a pies juntillas el “cherchez la femme” de los franchutes, pero en éstas, en las de la violencia en la pareja, como en casi todas las cuestiones de la vida, predominan las escalas de grises en lugar de los blancos y negros puros.
En fin, como esto no es más que hablar por hablar, pues para meterse en harina “doctores tiene ya la Iglesia”, uno sólo pretende exponer su visión de lo trágico con una pizca de desenfado, un cuarto y mitad de anécdota real y un mucho de voluntad de llamar al pan pan y al vino vino. Porque para lo tendencioso, lo discriminatorio, lo interesado y lo extremista (los extremos siempre se tocan en lo perverso, desgraciadamente; no como éste y el anterior artículo, que sí deben darse la mano), ya hay mucho por ahí.

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"