Educar, concienciar y limpiar. Lo voy a decir otra vez: educar, concienciar y limpiar. ¿Es que no hay forma de que Cieza deje de ser un pueblo sucio, en comparación con otros de nuestra Región? ¿Es que es eso tan difícil? ¿Es tan complicado que a la gente le entre en su cabeza que no hay que tirar porquería por la calle, ni en el entorno del casco urbano? Volvemos a lo mismo: no basta con tener un ejército de barrenderos, aunque en otros pueblos los he visto a cualquier hora del día y en cualquier día de la semana. Pero aún así no basta si la gente de aquí es completamente desaseada, por decir una palabra fina.
Llevo veinte años, qué digo veinte, ¡toda mi vida!, viendo y viviendo una Cieza sucia: antes eran los cagajones de las bestias y las cacarrutas de las cabras, cuando estaba medio pueblo sin asfaltar y éramos todos mucho más pobres; y ahora son lo zurullos de los perros por las aceras; las manchas de los chicles tirados sobre el pavimento; las cáscaras de las pipas que la gente come por todas partes y escupe como los hámster; las colillas; los papeles y bolsas de plástico de toda clase; los panfletos publicitarios del buzoneo, que constituyen una nueva contaminación; los desperdicios de las mesas de algunas terrazas céntricas; los residuos de basura esturreados por el suelo en muchos puntos de recogida, con sus manchurrones correspondientes en el pavimento y su mal olor; las botellas dejadas junto a los contenedores del vidrio en lugar de echarlas dentro de éstos; los chorretes de helado o de bebida desparramados; los orines de los perros, o de los fulanos sin pudor; y hasta las vomiteras de los borrachuzos de fin de semana (disculpen la crudeza de los términos, pero es lo que hay).
Miren lo que les digo: la gente de aquí está tan desconcienciada sobre este asunto que ha llegado a pensar que esto es la normalidad (a lo mejor necesitaría ver otros pueblos para que se le abrieran los ojos). Les cuento: Esquina del Convento, señora con niño de la mano saca el último cigarro y tira el paquete al suelo como lo más normal del mundo, le llamo la atención: “señora se le ha caído”; responde ella: “lo he tirao, está vacío”, y me mira como a un bicho raro. Otra: bancos bajo la pérgola de la Esquina del Convento, pareja joven con perrazo enorme, sacan un bote de potingue y se lo vacían al can sobre el pavimento para que se lo coma a lengüetazos, les llamo la atención, ellos, mirándome como a alguien que no está bien de la olla, intentan recoger el potingue con un papel, empringando mucho más las losas de granito.
Aquellos zagales que no fueron educados en este sentido, son ahora padres incapaces de transmitir valores de los que carecen. Educar, concienciar y limpiar, por ese orden, si no, no llegaremos a ninguna parte; de lo contrario no sacaremos nunca los pies de las aguaderas. Resulta que aquellos zagales, a los cuales sus padres no supieron educar en este sentido, se han hecho hombres y mujeres, y son ahora padres de otros niños a los que ellos son incapaces de transmitir ciertos valores que no mamaron. Alguien tendrá que romper la cadena. Los poderes públicos, como el médico, sabrán lo que tienen que hacer. Los resortes sociales están ahí, sólo hay que saber tocarlos. Los medios públicos están ahí, basta con saber utilizarlos. Lo primero de todo educar, para enseñar a quienes no saben distinguir aquello que está bien de aquello que está mal; después concienciar, para que nos sintamos orgullosos y libres de pasear y de habitar en una Cieza hermosa y aseada; y por supuesto limpiar sin demora, para hacer ver a quienes ensucian que ése no es el hábitat urbano o paisajístico que queremos, ni el que los ciezanos nos merecemos. He dicho.
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La solución es muy sencilla: sanciones millonarias para quienes ensucien la ciudad. Mientras no se haga eso, se actúe eso contra estos/as repugnantes incívicos/as, Cieza seguirá siendo un estercolero.
ResponderEliminarPero los que tendrían que dar ejemplo y poner soluciones, son los de siempre, los alcaldes y equipos de ayuntamiento que hemos tenido durante años y nunca han hecho nada. Dá vergüenza y asco el sueldazo que se lleva esa gente.
Gracias José Manuel por tu comentario.
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