Antes que nada, vaya por delante mi agradecimiento al escritor Eduardo López Pascual por su amable artículo elogiando mi reciente novela “En un lugar de la memoria”. Aunque, sinceramente, es demasiado generoso al hablar de reconocimientos personales; el libro está ahí y me basta con que la gente disfrute y, de alguna manera, se emocione leyéndolo; no pido más. Yo, como es natural, me siento doblemente honrado viniendo de quien viene esta crítica, pues él ya se movía en el mundo de las letras cuando un servidor todavía andaba a tatas en esto de la escritura.
Bueno, y hablando de otra cosa, qué les iba a comentar; ya tenemos los tres candidatos, los tres elegidos para optar a la alcaldía de Cieza, los tres hombres que van a encabezar las listas –cerradas– en las elecciones municipales del próximo 27 de mayo. Porque son tres los partidos políticos que volverán a disputarse la confianza popular de los ciezanos para la próxima legislatura; y aquí no hay más cera que la que arde.
Les advierto que no es “uso sexista” del lenguaje el hablar de “candidatos”, en masculino; es que en este pueblo no se le ha concedido la oportunidad para ocupar la alcaldía a una mujer en la vida. Y no es que no me parezcan bien los presentes que se presentan, ¡ojo!, que ahí yo ni entro ni salgo. Pero, ¿dónde está la tan pretendida paridad en el desempeño de los cargos públicos? ¿Dónde está, políticamente, el reconocimiento de la capacidad de la mujer en todos los ámbitos?, porque “hechos son amores y no buenas palabras.” ¿Dónde, en fin, la igualdad de oportunidades por razón de sexo? (hay que decir “sexo”, y no “género”, pues las personas tenemos y nos diferenciamos, ¡felizmente y gracias a Dios!, por el sexo, aunque pertenecemos todas a un mismo y sólo género: el humano).
¿Es que en los últimos 30 años no ha habido aquí una sola mujer con aptitudes suficientes para ostentar el cargo de alcaldesa?¿Es que, obviando los periodos en que los alcaldes (hombres todos, por supuesto) eran nombrados a dedo entre la oligarquía local, en los últimos casi 30 años de gobierno del pueblo y para el pueblo no ha habido en este pueblo una sola mujer con aptitudes suficientes para ostentar el cargo de alcaldesa, o al menos para ser candidata al puesto? Pues claro que sí. Y si tuviéramos una democracia de listas abiertas, en que la gente pudiese elegir realmente a las personas que desea para que le represente en las instituciones locales, lo más seguro es que en estas tres últimas décadas hubiera salido más de una mujer con mayoría de votos.
Entonces, si es así, si las cualidades y capacidades exigidas a una persona para encabezar una candidatura, cuando todos estamos actualmente en el empeño (y hay mucha gente trabajando en ello desde la administración, que conste) de desterrar para siempre el jodido machismo de nuestra cultura, se dan por igual en mujeres y hombres, ¿por qué al elaborar sucesivamente las listas a lo largo del citado periodo, los partidos no han encontrado nunca por igual los méritos en ambos sexos? ¿Acaso han desconfiado siempre de eso que llaman “carisma” en una mujer y la cacareada paridad sólo se ha tenido en cuenta en segundo orden?, ¿o es que intentan curarse en salud, pues lo mismo que en muchas ocasiones han considerado tonto y desmemoriado al votante medio, también lo toman por un poco machista?
Aunque a lo mejor estoy equivocado de cabo a rabo y existen otras razones de peso que a mí se me escapan; en tal caso humildemente me callo. Pero nadie nunca me va a apear de la burra de que las mujeres (tengo tres hijas, bien preparadas en sus carreras), en las mismas circunstancias, son capaces a la par que cualquier hombre, cuando no más.
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