INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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26/8/06

Las noches del Capitol


El Cine Capitol a punto de ser restaurado
Al ver la portada del número anterior de este periódico, ¿qué dirán ustedes que me vino a la cabeza? Pues aquella otra en que nuestro amigo Juan José Avellán, tan ingenioso para las bromas, y con cuyo sentido del humor es capaz de sacarle punta a un cacahuete, lanzó la estupenda inocentada de que iban a reconstruir el Castillo de la Atalaya para convertirlo en un hotel o un parador (que tampoco es una cosa imposible, digo yo; con dos ascensores burbuja subiendo y bajando por la pared rocosa del farallón, y con un teleférico desde el Balcón del Muro hasta el collado de la ermitica; ¡menudo atractivo para el turismo, oiga; vendría gente de todos sitios!). Pero enseguida me dije: no puede ser, estamos en agosto, vísperas de la feria, y bromas, las justas; a ver si ahora va a ser verdad que reforman y abren el Capitol… Porque anda que no ha pasado tiempo desde que el Ayuntamiento compró el Cine, para nada.

Ya por el año 2000 parecía que la cosa iba de veras, que la Administración del Estado estaba dispuesta a apoquinar un puñado de millones (de las aún pesetas) y por fin se iban a llevar adelante las obras de reacondicionamiento del Cine Capitol; pero, ¡oh casualidad!, en el quítate tú que me ponga yo de la vuelta de la tortilla, en el todo lo tuyo no vale y lo mío sí y en el tiempo perdido de encargar y presentar un nuevo proyecto en los Madriles, se torció el carro y ahí está, ¡como la Puerta de Alcalá!

Por eso, si ahora la Administración Regional (aunque sea con oportunismo electoralista, ¡qué más da!) se echa para adelante y subvenciona las reformas necesarias para abrirlo de nuevo al público, ¡loado sea el Señor! Porque la verdad es que parece mentira que un cine de esas dimensiones, orgullo que fue en sus tiempos de los ciezanos, se mantenga cerrado, sin uso público y deteriorándose.

El Capitol, en el recuerdo de varias generaciones de este pueblo, ha sido algo más que un cine. Entonces, cuando no estaba extendido en la juventud el vicio del alcohol, cuando no se habían importado todavía los bares musicales o los pubs, cuando aún se tenía conciencia de que beber por beber en la nocturnidad del Jardín del Puente de Hierro o en la sordidez de los terraplenes de la Ermita era cosa indecente, cuando no había locales de juegos recreativos (salvo los futbolines del Solar de Doña Adela) ni discotecas (¿se acuerdan cuando pusieron “La Sapporo”?, ¡qué novedad!), el ocio bien entendido, el pasarlo bien, el aprovechar el tiempo libre, significaba ir al cine y ver una buena película. Evidentemente aún no se había inventado tampoco el “vídeo” doméstico, ni mucho menos el “deuvedé”, y como mucho había algunas docenas de televisores en blanco y negro en el pueblo, en los cuales sólo se podía ver un canal –la primera cadena, cuya señal de VHF procedente de Aitana se interfería todos los veranos con la televisión argelina–, y además funcionaba nada más que a unas horas determinadas del día: por las mañanas, carta de ajuste; y a las doce de la noche, el himno y a acostarse.

Entonces había tres cines en el pueblo, proyectando películas todas las noches, pero el Capitol era un lujo de teatro. Decían que era de los más grandes de España. Cuando los domingos salía la gente de cada función (normalmente echaban tres funciones: a las cuatro, a las seis y a las diez, con llenazo hasta la bandera), la calle Doña Adela se convertía en un río humano que inundaba la Plaza de España. Pero más que por su aforo, aunque también, el Capitol era un local importante por su acondicionamiento interior, su decoración, su calidad de imagen y sonido y su exquisitez; sus cantinas o cafeterías, su inmenso patio de butacas y su gran sala de espera; ¡hasta guardarropía, por si alguien necesitaba dejar la gabardina o el abrigo largo, tenía el Capitol!

Ahora se ha perdido aquella cultura cinematográfica, y, posiblemente cuando lo reformen, si es que esta vez va en serio, ya nada será igual; como nosotros, los de entonces, que aunque no lo creamos tampoco somos los mismos. Pero así es la vida, unos tiempos traen otros… “y lo mismo que nosotros, otros lo disfrutarán”. Mas lo importante es que se aprovechen los recursos culturales y de ocio para el pueblo y que no tenga la gente que viajar a Murcia ex profeso para ver una película, mientras ese magnífico inmueble, propiedad de todos los ciezanos, está ahí muerto de risa.

¡Qué bien que algún día podamos volver a decir: vamos al Cine Capitol!
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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"