INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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18/5/02

Los nidos de los pájaros


De las cosas bellas que tiene la primavera, no hay nada como el anidamiento de los pájaros. Antes (les hablo de cuando había en Cieza una población rural de hecho considerable) buscar nidos era una de las experiencias más gratificantes que podíamos hacer los zagales. Les puedo asegurar que pocas cosas producen esa emoción primigenia que te acompaña luego para siempre. Y pocas cosas deleitan tanto como la aventura de hallar, en el agujero de un tronco, en el recoveco de una peña, en el espesor de la maleza o en la copa de un árbol, un nido de pajaricos. Bien es verdad que todos no llevábamos la misma intención. La moral social ha cambiado mucho: lo que estaba bien antes se detesta o se prohíbe ahora, y lo que hoy día se acepta por normalidad era repudiable en otro tiempo. Con esto quiero decir que no todos íbamos con la mera intención de extasiarnos ante tales maravillas de la naturaleza, pues era otra época y se permitían otras cosas, es más: se incentivaban. Los adultos tenían refranes que venían de antiguo (“ave que vuela, a la cazuela”, decían de forma rotunda), no sé si me explico; y hasta la propia administración “premiaba” el exterminio de especies (rapaces sobre todo, entre otro tipo de animales considerados alimañas) que afortunadamente están protegidas hoy día.
En esta actividad lúdico-exploratoria, cuyo gozo poseía quizá reminiscencias de un mundo ancestral, de cuando el hombre era cazador por toda subsistencia, los niños desarrollábamos el sentido de la territorialidad y de la pertenencia; había rivalidades para hacer valer la propiedad de los hallazgos ornitológicos, y había también (tengan en cuenta el profundo conocimiento del medio, pues los críos estábamos escolarizados en los campos, donde los maestros rurales podían explicar la fotosíntesis a través del cristal de la ventana) una clasificación atendiendo a la especie, al volumen o a la rareza de los propios pájaros. No era lo mismo decubrir un hermoso nido de alcaudones que el de unos vulgares alzacolas. Ni tenía la misma importancia poseer el secreto de la ubicación de un tosco nido de mochuelos que el de uno de picos carpinteros.
Había aves, por el contrario, que gozaban de protección natural: la abubilla por su fetidez, las carroñeras por el regomello a catar su carne, las rapaces nocturnas por lo misterioso de sus ojos, las pajaricas de las nieves por acompañar al hombre junto al surco o las golondrinas porque decían que le quitaron a Cristo las espinas de la corona cuando estaba en la Cruz, y las cuales conservaban sus nidos de barro y salibilla en los camaranchones de las casas de un año para otro. Sin embargo, había pájaros, como el tordo, el mirlo o el gorrión, a los que el hombre se la tenía jurada y toda guerra contra ellos era poca.
Los nidos (y más para quienes guardaban intenciones aviesas) había que vigilarlos diariamente comprobando su evolución; desde la eclosión de los huevos y el nacimiento de los pajaricos, pasando por la fase en que sus bocas orladas de amarillo son casi más grandes que el propio cuerpecito pelado, hasta en los días en que éstos se visten de plumaje y empiezan a tener pinta de volanderos indefensos, precisaban un apasionante seguimiento. Luego sólo quedaba verlos echar a volar con la emoción y la torpeza de todos los actos primeros, tomarlos para enjaular, utilizarlos de mascota o (ahora se ve con mayor ruindad) matarlos como si no hubiera habido otra cosa que comer en el mundo.Desde mi maestra rural a mis profesores de instituto o de universidad, ninguno hay que no merezca mi gratitud y mi buen recuerdo hacia él, pero había uno (el de dibujo, no digo más) que era un hombre como pocos (es), y acreedor de la admiración de cientos de sus alumnos que hemos sido. Un día, en mitad de un examen, en medio de un silencio sepulcral, se oyó un piar fuerte como jamás se ha oído dentro de un aula. El profesor de dibujo, asombrado, sólo se le ocurrió pensar en la broma a destiempo de alguien. Entonces quien les habla, sacó de una caja de zapatos un precioso pico carpintero joven, el cual todavía guardaba la esperanza (¡qué lástima!) de encontrarse con sus padres en un paraíso de arboledas perdidas.

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"