Por pasar la puente... |
Hay negocios privados y servicios públicos, eso está claro.
Es cierto que hoy en día, la gestión de algunos servicios públicos se ha convertido en un estupendo negocio privado. No pierdan de vista al respecto la boyante empresa de suministro de agua potable Aquagest, implantada en casi toda España –de la que es filial Aguas de Cieza–, la cual a su vez forma parte del multinacional y poderoso Grupo Agbar, que “vende” sus servicios (públicos) en varios países. (La torre “Supositorio” de Barcelona es su sede corporativa, no les digo más). ¿Cómo se llega a eso, a crear ese imperio? Sencillo: con tarifas públicas (la potestad tarifaria pertenece a la Administración) para ganar dinero, y con la sartén por el mango: se trata de un servicio de primera necesidad.
En cambio existe otro tipo de servicios públicos que difícilmente pueden ser negocio y producir lucro su gestión; y no es porque las normas lo impidan o porque el hecho de ganar perras con su prestación al ciudadano vaya contra cualquier ética empresarial, no, no es por eso, sino porque no se trata de un servicio esencial ni de primera necesidad, y la gente sólo paga por él si le interesa, si encuentra que le proporciona una satisfacción acorde con su desembolso. Y es lo que pasa con la Piscina Cubierta de Cieza. Ni más ni menos.
Miren, mi profesor de introducción a la economía, en primero de Ciencias Empresariales, lo explicaba gráficamente muy bien: si la curva de la demanda se empina (en un eje de coordenadas me refiero), no hay problema en subir el precio del producto: la gente seguirá comprando. Por ejemplo, la gasolina: todos los gobiernos suben la gasolina (o el gasoil, que lo mismo da). ¿Por qué? Porque los carburantes tienen la curva de la demanda empinada, casi en vertical, y aunque los pongan a precio de oro, seguiremos cogiendo el coche hasta para ir al videoclub de la esquina. Otro ejemplo, la luz: ¿Por qué no para de subir la factura de la luz? Por lo mismo: la tiene empinada, la curva de la demanda, y por muy caro que pongan el kilovatio, continuamos consumiendo electricidad en los hogares, ya que no sabemos vivir de otra manera sin nuestros aparatos electrodomésticos. (Recuerdo que mi profesor era un zagal joven de una pedanía de la huerta de Murcia, que a veces se aturullaba un poco explicando estas cosas, y nosotros entonces, para ponerlo en un brete, le íbamos citando productos: el pan, el tabaco, la mantequilla..., y él, en la pizarra, iba dibujando las curvas de la oferta y la demanda para ver si al aumentar el precio de éstos, la de la demanda caía o se empinaba).
En resumen: si nos suben el agua, quizá gastemos un poquito menos, pero hay que seguir duchándose, lavando la ropa, fregando los cacharros, etc., y pagaremos sin más cáscaras lo que venga en la factura, qué remedio. Luego éste es un producto cuya curva de la demanda se mantiene elevada, por tanto resulta beneficiosa la gestión de su distribución y suministro (a los resultados me remito). Pero, ¿y si nos suben un poco la entrada a la piscina porque el mantenimiento de las instalaciones se las trae? Pues entonces iremos menos. ¿Y si la suben considerablemente, calculando el salir empatados con los costes? Pues iremos bastante menos y les habrá salido el tiro por la culata. Y ya en último caso, si la suben excesivamente para ganar dinero encima, que es lo que toda empresa privada quiere, diremos que “por aquí se va a Madrid”, y habrán hecho un pan como unas tortas. Luego está claro: el servicio de la Piscina Cubierta tiene la curva de la demanda caída, por tanto no es negocio su gestión.
¿Entonces en qué quedamos, señor mío?, dirán ustedes. Pues quedamos en que hay algunos servicios públicos que, aun produciéndonos cierta satisfacción personal y añadiendo cierta calidad a nuestra vida, podemos prescindir de ellos al no ser esenciales ni de primera necesidad, y sólo haremos uso de éstos cuando consideremos adecuado el pago de los mismos. ¿Se podría estimar, por tanto, deficitaria por naturaleza su gestión?, se preguntarán. Sí, probablemente. ¿Son viables este tipo de servicios a través de la privatización? Pues mire usted, teniendo en cuenta que el ciudadano medio anda justito de recursos y que a la empresa privada le mueve principal y necesariamente el ánimo de lucro, es difícil. ¿Se puede llegar a algún acuerdo mediante fórmulas mixtas de enjuagar las posibles pérdidas con subvenciones de la administración pública competente? Sí, por supuesto. Incluso ya que parece seguro que hay que apoquinar dinero público, ¿podría gestionar el servicio la propia Administración? ¡Pues claro!, ahí queríamos llegar. ¿Pero, y si somos pobres, estamos en crisis y el dinero de las arcas municipales hace falta para otras cosas más importantes y necesarias? En ese caso dejemos estar el asunto, que ya vendrán tiempos mejores. ¿Pero, oiga, y si ya hemos hecho la gran inversión millonaria en la estupenda infraestructura y ahí está, como la Puerta de Alcalá? ¡Ah!, pues entonces habrá que pensar en otro tipo de soluciones, como la creación de un consorcio, por ejemplo, que preste el servicio a varios municipios y entre todos sufraguen una parte de las pérdidas. Y si no, ¿saben lo que les digo?: que se hubieran fijado antes en la curva de la demanda de ese servicio: si la tenía caída o empinada.
©Joaquín Gómez Carrillo
Vamos, que lo que quiere decir es que de ninguna manera el ayuntamiento debe asumir gastos de mantenimiento, agua y luz los más cuantiosos, para que una empresa privada nos haga el favor de llevarse los beneficios que haya.
ResponderEliminarEsa es la gestión correcta y habrá que esperar.
Se suele decir que "siempre que ha llovío, ha escampío". Pues eso.
No, no quiero decir que el Ayuntamiento no pueda o no deba llegar a un acuerdo con cualquier empresa privada asumiendo parte de los costes en aras de que el servicio se preste al ciudadano. Únicamente pongo en tela de juicio que a la empresa privada sólo le mueve -y muy legítimamente- el ánimo de lucro, y si no hay donde rascar, pues apaga y vámonos. Ahora, si la Administración asume los costes -como ustéd bien dice- para que la empresa privada se lo lleve calentito..., pues para ese viaje no necesitamos alforjas: que lo gestione directamente el Ayuntamiento y punto. ¿Que ahora las cuentas públicas están más tiesas que la mojama y no estamos para tirar cohetes?, pues ya lo he dicho: "esperemos que vengan tiempos mejores". O como ustéd apuntaba: "siempre que llueve escampa".
ResponderEliminarGracias por el comentario.