Riada del Segura a su paso por Cieza, en 1986 |
La pena es que esa agua demás que colma el río en sus crecidas y que produce efectos tan dañosos a la población, y finalmente a la economía nacional, esa agua sobrante, en el fondo es un valioso recurso que se pierde en el mar. Es un caudal excedente, que después de arruinar todo lo que encuentra a su paso, se desaprovecha para la creación de riqueza y puestos de trabajo. ¿Dónde? Aquí, por ejemplo, en Murcia. ¿Se imaginan ustedes la cantidad de terreno agrícola que se podría regar con toda esa agua? Creo sinceramente, después de ver en los telediarios de la cena esa cantidad de cerdos muertos, que más que las aguas turbulentas de un río que no sabe por dónde tirar, lo que más perjuicio causa al ser humano en muchos casos es la política, la mala política me refiero.
Posiblemente no se pudiera traer para acá, para el sediento sureste de la península, toda esa agua sobrante de una tacada, o sea, en las dos semanas que dura la riada, es verdad. Pero también es verdad que hoy en día se hacen infraestructuras más costosas y menos productivas... Yo creo que con un buen canal, tomado en un punto estratégico del gran río, bien se podrían amortiguar sus crecidas trayendo para nuestra región ese “oro incoloro” que es el agua. ¡Manda narices que después de varios lustros prometiendo los políticos que iban a traer el agua a Murcia, solo haya sido Franco, hasta la fecha, el que la trajo! (materializando la idea del ministro republicano de Obras Públicas Indalecio Prieto, en 1933), ¡hay que fastidiarse! Aunque el Tajo tiene sus limitaciones y no es comparable con el Ebro. Del Tajo, y a regañadientes de ciertas políticas, se puede traer una valiosa agua, imprescindible para producir millones de toneladas de fruta en Cieza, como las que se están produciendo. Pero del Ebro se podría traer mucha más, y de paso evitar en parte las desgracias y los desastres esos que vemos por la tele, los cuales ahora hay que socorrer con las arcas públicas.
Mala política, por tanto, la de desmantelar proyectos que únicamente pretendían llevar el agua de donde sobra a donde falta (¿recuerdan aquel gobierno que le faltó tiempo para cargarse el Plan Hidrológico Nacional?) ¿Qué hay de malo en interconectar las cuencas de los ríos? ¿No ven como están interconectadas las grandes centrales eléctricas, y la electricidad va a los puntos de consumo donde está la demanda de energía?
Dicen que otra mala política impide en la actualidad limpiar las márgenes del Ebro para que el agua fluya. Hay ecologismos, de diseño de despacho, que no ven el bosque real, pues les ciegan los primeros árboles. (Será que como soy del campo, entiendo más bien una ecología práctica...) Aquí en Cieza, hace unos años, una acción política pretendía eliminar la capa vegetal de las márgenes del río Segura, desde el puente de Hierro hasta el Puente de Alambre, por lo que estuvieron fumigando las cañas con un herbicida sistémico, un veneno que hace enfermar de raíz las plantas. “¿No os dais cuenta lo que están haciendo?”, le dije alarmado a un líder ecologista que paseaba por la zona, de los que otrora paraban las máquinas cuando la Confederación Hidrográfica reparaba algunos tramos de las orillas del río con la colocación de peñones. Él sin embargo me respondió tan fresco que estaba de acuerdo, porque luego iban a plantar baladres y no sé qué matujas autóctonas... Menos mal que las cañas, como el Ebro, no hay quien pueda con ellas.
Dicen también que la mala política (urbanística) ha permitido construir, allá en Aragón, granjas, casas y poblados enteros, en zonas con alta peligrosidad de inundación; terrenos que cuando el río dice aquí estoy, no hay dios que los libre de las crecidas, y éstas ocurren cada pocos años. Así que la gente tiene que tener memoria de una vez para otra. Creo que los marranos y las ovejas no tienen culpa de la malas políticas, ni el Ebro tampoco: él sólo entra y toma lo que es suyo.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 14/03/2015 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
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