Túnel en el subsuelo de Bodegas Roda, (Haro, La Rioja), donde se mantienen los vinos destinados a "reserva" y "gran reserva" |
Resulta que hace poco estuvimos de visita en Haro (La Rioja), y la guía que nos acompañaba en el autobús y que nos estuvo explicando cosas sobre este importante pueblo vinatero, nos reveló algo que a los ciezanos nos resultó bastante familiar. Primero reunió el grupo delante del edificio del Banco de España (ustedes pensaran “¿Banco de España en Haro…, un pueblecico que vendrá a ser la mitad de Cieza?”) Pues sí señor, una magnífica sede del Banco de España, del estilo arquitectónico de la que hay en Murcia, en la Gran Vía. Y entonces, después de explicarnos la chica el porqué de este pedazo de edificio bancario en un sitio como aquel, va y suelta la frase que se llegó a decir de aquel pueblo en otro tiempo. (“Aquí –aseguró ella– antes se decía: ¡Haro, París, Londres...!”)
Por lo que yo la interrumpí para aclararle que ese dicho tiene “marca registrada” y corresponde a nuestro pueblo vecino de Abarán; pues era en los tiempos de Nicolás Gómez Tornero, industrial, exportador y benefactor de la villa, que con su capital privado llegó a impulsar la construcción de la Ermita de los Santos Médicos, y en los tiempos míticos para el fútbol abaranero de cuando su equipo llegó a estar en ¡segunda división!, cuando se acuñó la frase: “¡Abarán, París, Londres...!”
Mas en Haro, la cosa venía de atrás, nada menos que de cuando el rey Carlos III ordenó la construcción del ayuntamiento en el año del Señor 1749, un vetusto edificio dominando la plaza mayor, todo de sillería de piedra, con unos muros que no se podrían destruir ni a cañonazos, y una inscripción junto al reloj del frontis superior de la fachada, donde pone “REINANDO CARLOS III...” y el citado año en números romanos.
Pero lo más importante de Haro se halla en el Barrio de la Estación. Allí se encuentra la mayor concentración de bodegas del mundo. Y nos explican entonces que estas comienzan a instalarse en aquel lugar cuando se construye el ferrocarril, allá por la segunda mitad del siglo XIX (el primer ferrocarril de España se puso en marcha en 1848, entre Barcelona y Mataró), y se deja de transportar el vino en carros, como se venía haciendo anteriormente (en Cieza decían los viejos que uno de los carros más grandes era el de Peperre, y que era espectacular verlo cuando entraba al pueblo por la Esquina de la Villa con su reata de cuatro mulas, cargado de vino de La Mancha para despacharlo en el Palacio del Vino). En Haro, además, se transportaba el vino en barcazas por el Ebro, que es el río vertebrador de La Rioja, con sus siete valles, correspondientes a siete afluentes que surcan la geografía de esta pequeña comunidad autónoma. Y en todas las colinas de sus fértiles valles crecen los viñedos muy bien cuidados, de los que se obtienen los afamados vinos.
También supimos que fue por causa de la plaga de la filoxera, la cual había arruinado los viñedos franceses en torno a 1860, que importantes productores de Burdeos trasladaron sus bodegas a Haro con el fin de comercializar los vinos españoles, que se siguieron exportando al mundo entero; de ahí que esta localidad adquiriera la importancia de capital vitivinícola de La Rioja, cuyos caldos de excelente calidad, cual las frutas y uvas de Abarán, eran vendidos en los mercados de París o de Londres.
Aquella misma mañana precisamente habíamos visitado las conocidas Bodegas Roda, donde nos mostraron sus instalaciones y nos explicaron los procesos de elaboración de las añadas a partir de diecisiete viñedos distintos, situados en diferentes terrenos y lugares. Nos aseguraron que las uvas, recolectadas cuidadosamente en su momento oportuno de maduración, son sometidas a una primera fermentación por separado en diecisiete tinas inmensas de roble francés; después el “incipiente vino” es trasegado a las barricas, siempre manteniendo un etiquetado distinto según la procedencia, y sometido a una segunda fermentación en un semisótano diáfano, donde hay suelo radiante y aparatos humidificadores, con el fin de controlar en todo momento la temperatura y la humedad. Luego, a su tiempo debido, detienen el proceso químico natural enfriando dicho semisótano con los ventanales abiertos y recibiendo el aire frío que baja de la Sierra de Cantabria.
Después bajamos hasta el sótano, excavado en la roca húmeda, en donde dejan los vinos, en sus toneles de roble, para conseguir los “crianzas”. Y finalmente descendimos hasta un gran túnel, más profundo todavía, cuya construcción es de hace más de 150 años, con una salida sobre el río Ebro, en el cual están depositadas las barricas con vinos que reúnen unas características especiales, destinados a convertirse en “reservas”. Luego, como es natural, nos ofrecieron una estupenda cata.
* Enlace fotográfico de la visita a la localidad riojana
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 25/07/2015 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
* Enlace fotográfico de la visita a la localidad riojana
El banco de España en Murcia sí que tiene una característica curiosa. Como sabe, se construyó en los años veinte del siglo pasado y su fachada principal
ResponderEliminardaba a la calle Calderón de la Barca porque la Gran Vía no existía ni en proyecto.
Cuando se abrió en los cincuenta hubo que "darle la vuelta" al banco y para ello se trasladó la entrada y fachada principal a la avenida para que el edificio luciera como lo conocemos actualmente.
Encontrará fotos en internet.
Saludos.
Gracias por el comentario y por la interesante información.
EliminarSaludos.