INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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16/6/09

Montes y lugares de Cieza

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Ruda, en la cima del Cabezo del Molinero
El otro domingo me acordé de ustedes cuando estaba en lo más alto del Cabezo del Molinero. Este es un monte, no muy alto, que está ahí al lado, detrás mismo de la Atalaya. Se puede ir con el coche, dejarlo junto a la pista forestal y trepar por la ladera, entre atochas, pinatos y matorrales, pues no existe senda, que se ha borrado. (Eso sí, hay que subir despacio, pues las cuestas arriba, dice el refrán que “si las tomas como joven, las dejarás como viejo; pero si las tomas como viejo, las dejarás como joven”). Mas una vez en la cima, se contemplan hermosas vistas: gran parte de la Sierra del Oro, el Madroñal, la Herrada, las Lomas y muchos más parajes y tierras de cultivo de Cieza. Se ven perfectamente las balsas como espejos de agua entre el mar de verdor de los melocotonares. Y si además nos llevamos unos prismáticos, el paisaje se convierte entonces en una visión de águilas.

Me acordé, les decía, porque de vez en cuando me da por hacer fotos y algunas de ellas las voy colgando en internet, que luego les daré la dirección de mi página web para que le puedan ustedes echar un vistazo. Fotografías de diversos temas, tanto de lugares y paisajes de nuestro término municipal como de construcciones y motivos del entorno urbano. Ya las verán; todas de Cieza. Y claro, en estas fechas, con el monte florecido, lo que da gusto es tomar fotos de las florecillas silvestres, ¡que no es fácil!, se lo aseguro, pues la cámara que llevo es una de esas pequeñusas y con el “macro” no está uno seguro si han salido bien hasta que no se amplían en la pantalla del ordenador. (Tengo otra máquina gorda, una Nikon que saca fotos perfectas, pero es de las de antes, de las que hay ponerles rollo y luego llevarlo a revelar, lo cual ya ha pasado a la historia).

Como les iba diciendo, siempre es hermoso subir montañas, pero hay una época, durante el mes de mayo sobre todo, que es perfecta para salir al campo, pues amanece temprano y aunque uno se demore en la excursión, no aprietan demasiado los calores. Y además, en Cieza poseemos la gran suerte de tener a cuatro pasos las montañas: la Atalaya misma, tanto por la umbría como por la solana. No se imaginan ustedes la gran variedad de plantas que hay, y cada una con su flor de un color y forma distintos. Las hay también olorosas, como la ajedrea, el romero, el tomillo, el árnica, el rabogato… Con solo aplastar unas hojillas con la yema de los dedos, nos dejan una aroma, que ríanse ustedes del Chanel número cinco.

También tenemos a un tiro de piedra la Sierra de Ascoy. ¿Han subido ustedes alguna vez a lo alto de la Sierra de Ascoy? Es espectacular. La Sierra de Ascoy es mágica. No existe en muchos kilómetros a la redonda una montaña similar. Yo he subido muchas veces. Se puede llegar con coche y luego dejarlo a una orilla del camino de los molinos. No es difícil recorrerla de una parte a otra, pues la Sierra de Ascoy es relativamente llana por arriba y hay muchos caminitos y senderos para ir andando, y uno se orienta perfectamente, pues siempre tiene la referencia del Pico de la Atalaya, cuando no el propio pueblo.

A mí lo que más me impresiona de la Sierra de Ascoy, aparte de su flora tan diversa y tan bien adaptada a su aridez de roca viva con fósiles engarzados, es el atractivo que ha ejercido aquel paisaje desnudo sobre algunas personas a lo largo de los años. Por todas partes se pueden ver vestigios de hormas y bancalitos con algún olivo, algún almendro o restos de higueras. ¡Pero en lugares increíbles, donde a penas hay tierra para agarrarse las raíces! Cuesta imaginar cómo aquellas personas se pasaban allí el día apartando piedras con sus manos y transportando tierra a capacicos para poder plantar un triste árbol, que a todas luces jamás iba a hacerse grande, frondoso y pagar con sus escasos frutos los desmedidos esfuerzos para cultivarlo. Y además, minúsculos ralencos que nunca llegaron a escriturar.

Pero una cosa les quiero pedir, si van al monte: no dejen nada, por favor. Pues no saben cómo está la Atalaya tras cuarenta años de romerías. No hay rincón, barranco, peña o lugar, donde no haya vidrios, botes, plásticos y basuras de todo tipo. Y es que tenemos una incultura general sobre el respeto a la naturaleza. ¡Si hasta he visto electrodomésticos tirados en barrancos de la Fuente del Rey, a diez kilómetros del pueblo! ¡Si han llevado bolsas con basura y las han tirado al Pozo de la Nieve del Madroñal! ¡Cómo puede ser la gente así…!
Disculpen; es que me indigno. Lo mismo que me indigné el otro día viendo “las Canteras” (ya les contaré en otra ocasión).

Menos mal que luego, de regreso, me encontré con mi amigo Manolo Dato, espeleólogo en tiempos, como un servidor, y nos vinimos para el pueblo juntos y hablando de otra cosa.
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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"