Ahora que ya hemos dejado atrás la Semana Santa, y la “semana blanca” o como se llame a ese periodo adicional de vacaciones de primavera que gozan algunos colectivos docentes; ahora que ya estamos otra vez en los tajos, picando con el dedico a primera hora para engancharnos y poniendo de nuevo la huella al dar de mano tras la agotadora jornada; y ahora que nos han vuelto a cambiar la hora y nos obligan a levantarnos de noche, más oscuro que la boca de un lobo (por cierto, a ver si recuperamos el horario natural que nos corresponde por nuestra posición terrestre, que Franco lo adelantó en 1940 para congraciarse con Hitler y así nos hemos quedao, con la hora de Alemania y no con la de Inglaterra, que es la nuestra, ya que el meridiano cero pasa por Alicante y por Greenwich).
El "Pirulí", pedazo de torre de la televisión en Madrid, inaugurada poco más o menos que para los mundiales del fútbol de 1982. |
Ahora que muchos han regresado de sus viajes y sus estancias en lugares alejados, disfrutando del ocio o del placer de conocer mundo; ahora que ya nos hemos puesto de nuevo el chip de nuestras tareas ineludibles, que tenemos que sacar adelante en el día a día de nuestras empresas o centros administrativos; valioso desempeño el del trabajo de cada persona para que este país funcione, desde el agricultor que se esfuerza en poner su producción en los mercados y en la cadena alimentaria, dando lugar a una buena cantidad de puestos de trabajo, hasta el industrial que ofrece la más variada gama de productos acabados para las necesidades de la vida; pasando por la extensa y compleja red del sector de servicios, que hace funcionar una sociedad moderna como la española.
Así que ahora, que los albañiles han vuelto a sus andamios, los maestros a sus aulas y los curas a sus misas, no estaría demás que se aplicaran de una vez por todas en su quehacer nuestros políticos de primera fila, que están mareando la perdiz desde diciembre pasado. Ahora ya es necesario y urgente que se ganen el pan de sus sueldos. ¡A trabajar, venga!
¿Acaso en cuanto los sacan de las holgadas mayorías del bipartidismo, ya no saben qué hacer? ¿Acaso ignoran cómo se comen unos resultados democráticos multipardistas de unas elecciones? ¿O acaso hay que mandarlos a estudiar la asignatura de humildad política? ¿No les da un poco de cosica en la cara el que este país se esté rompiendo el espinazo trabajando con salarios para lo justico, y sus señorías estén tan ricamente devengando sueldazos del presupuesto nacional mientras sus líderes, el uno por el otro, tienen la casa sin barrer?
Miren, con la ley en la mano, se podrán estar rascando la barriga o en el discurso del tócame Roque hasta que se cumplan los dos meses, contados a partir de la primera votación de investidura del presiente del gobierno (fallida, por supuesto) y que automáticamente se produzca la disolución del parlamento y que se convoquen nuevas elecciones generales, para las que habría una campaña similar a la anterior y en las que se obtendrían unos resultados muy parecidos a los actuales (tres o cuatro sillones arriba, tres o cuatro sillones abajo). ¿Y entonces, al día siguiente qué?, ¿qué tienen pensao hacer en tal supuesto?
Que me perdonen, pero me parece muy mal que no se estén aplicando en serio a su trabajo y, sobre todo, que no se tomen con respeto la esencia de la democracia: una persona, un voto. Pues algunos líderes de partidos, parece que solo aceptan la democracia cuando esta les es propicia y favorable; cuando por el contrario tienen que arrimar el hombro y formar unión de trabajo, porque los resultados de las pasadas elecciones han sido los que son y no hay más cera que la que arde, entonces reculan y se niegan, a veces de forma vejatoria para los votantes, pues manifiestan públicamente su desprecio del valor democrático de “una persona, un voto”, cuando esos votos han ido a parar a una opción distinta a la suya.
Yo no voy a decir aquí que como sigan perdiendo el tiempo con el tira y afloja mientras España continúa con un gobierno en funciones, lo que se merecen es que les manden al Tío de la vara; pero desde luego, lo que este país no se merece es entrar en el callejón del gastazo millonario de unas nuevas elecciones generales con unos políticos (a los números uno me refiero) que ya han demostrado no ser aptos para negociar con miras altas de servicio a la nación. Servirán para otra cosa quizá, no digo que no, para otro mercadeo de intereses personales, pero para aplicar el sentido común del deber con la patria y trabajar según el mandato multicolor de las urnas, está claro que no valen. Así que no nos hagan repetir las elecciones, pues vuelta la burra al trigo, estaremos en las mismas.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 02/04/2016 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA"
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