Habrá que coger alguna vez el toro por los cuernos |
A ver, me parece muy bien que una formación política que participa democráticamente en la gobernancia de España, y que tiene vocación de seguir haciéndolo en el futuro, plantee soluciones estructurales de estado para evitar que este país se rompa a cachos en los próximos años o en las próximas décadas. Me parece muy loable, y, desde luego, es necesario hacer algo ya, lo cual pasa por realizar cambios en la Constitución. Vale. Pero yo digo una cosa: ¿En serio creen los que sostienen la vieja idea de una España federal, que eso saciaría por mucho tiempo la voracidad sin hartura de los nacionalismos? ¿De verdad lo piensan así? ¿De verdad son tan pazguatos que a estas alturas aún creen en las hadas madrinas...?
Miren, seamos un poco inteligentes, la razón de existir de los partidos nacionalistas catalanes, vascos, gallegos, o los que vengan al rebufo de éstos con ganas de “balcanizar” la península Ibérica, es tirar siempre y en todo momento de la manta, es su naturaleza y su esencia, a las que no pueden ni quieren renunciar. De modo que vamos a pensar con la cabeza, jamás de los jamases van a decir: “¡Ay, qué bien!, que ya no somos españoles a secas, ahora somos españoles federados, como los alemanes, los brasileños o los mexicanos.” “¡Ay, qué fabuloso!, que ya no pertenecemos a España como nación única, unida e histórica, sino a una nueva España de estados federales.” “¡Uy, qué conformes y qué a gustito nos hemos quedado formando parte de los ‘Estados Unidos de España’...!”
¡Pues no! Qué quieren que les diga; yo creo que eso iba a ser que no. Yo pienso sinceramente que los partidos nacionalistas de Cataluña, del País Vasco u otras partes de España, en realidad no quieren federalismo, o no lo querrían a los cuatro días de haberse implantado. De modo que sería un esfuerzo baldío a corto o medio plazo. Está clarísimo que sus pretensiones inmediatas, al menos las del actual presidente de la comunidad autónoma de Cataluña, es la secesión y punto. Cosa que a los juristas no creo que les cueste mucho entender que lo que pretende este hombre es un delito como la copa de un pino, pues a todas luces se trata de un clarísimo atentado contra la unidad e integridad de una gran nación, la nuestra, y contra su ordenamiento jurídico, fundamentado en la Constitución Española de 1978, votada por el pueblo. Así que dejémonos de ambigüedades semánticas: ¡la secesión!, eso es lo que pretende “el honorable” con la artimaña del “derecho a decidir” y demás circunloquios. O sea, dotar de soberanía propia a una parte importante del territorio nacional por las bravas, sin atenerse a las leyes del Estado y sin considerar el derecho a decidir de todos los españoles sobre algo que afectaría a nuestro país en su conjunto.
Pero bueno, esto es lo que hay y partimos de donde estamos. Y no podemos cerrar los ojos a un problema creado (como lo “Intereses”, de Benavente) y reavivado en las últimas décadas por políticos de la talla de Jordi Pujol (me refiero únicamente a la talla de su honestidad). Bien, en ese caso ¿cuál sería la solución, “mantenella y no enmendalla” o dejar a estos secesionistas que tomen su camino y que seamos todos más pobres dándonos la espalda en una “península de taifas”?
Bueno, pues el asunto, nadie ha dicho que sea fácil. Pero miren, a grandes problemas, grandes soluciones. Y así a bote pronto, se me ocurren algunas cosas que podrían parecer una barbaridad, pero a lo mejor no lo son tanto. Una de ellas sería trasladar la capital de España a Barcelona. ¡Hala! Pues en realidad, en Madrid no hay playa. Y de esa manera se acabó de una vez por todas el “Madrid nos roba”, “Madrid nos gobierna”, etc. ¿Se imaginan las Cortes Generales, los ministerios, las embajadas, la residencia oficial del Gobierno, incluso la Casa Real, en Barcelona...? Yo lo creo factible y eficaz, pues Barcelona es una ciudad hermosa, bien comunicada por tierra, mar y aire, de una gran importancia internacional y casi tan cosmopolita como Madrid. ¿Qué mejor ciudad española, aparte de Madrid (pues de Madrid al cielo), para ostentar la capitalidad de España? ¡Ninguna como la ciudad condal!, desde luego. Pues venga, ¡manos a la obra!
En fin, yo tengo además un paquete de soluciones irrefutables para frenar el ansia viva de secesión nacionalista, pero entenderán ustedes que no lo exponga aquí por dos cosas: por falta de espacio y porque quiero dejar que piensen a los que cobran por pensar, no vaya a ser que yo, sin cobrar un duro, les haga la cama y vengan ellos y se acuesten.
Mas, en serio, hay que hacer algo y pronto para que Cataluña no se la lleven estos secesionistas, eso está claro. Y no se trata de enrocarse y “resistir” a la gallega, pues el que resiste no siempre gana, ¡ojo!
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 04/10/2014 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
No hay comentarios:
Publicar un comentario