Paseo de Don Antonio Salas y puerta Parque Príncipe de Asturias |
Atribuyen a Rafael el Gallo la anécdota de que un día le presentaron a José Ortega y Gasset en una fiesta, y el torero, viéndole persona ilustrada, le preguntó: “¿Y usté qué oficio tiene?” “Soy filósofo”, respondió el otro lisa y llanamente. Mas el matador de toros en los ruedos insistió intrigado: “...Pero realmente, ¿qué es lo qu’hace usté?” Y Ortega dijo con aplomo: “Me dedico a pensar”. Por lo que el Gallo, lleno de estupefacción, exclamó: “¡Es que tié qu’haber gente pa’ tó!
Eso es verdad. No andaba exento de razón el célebre torero. Aquí, por ejemplo, abunda la gente que se dedica a destrozar cosas. Que han visto que los ladrillos morunos que coronan el murete del paseo ribereño los pusieron en su día “pegaos con mocos”, ¡pos ya esta!, hay gente p’arrancarlos y tirarlos al río. Que se han dado cuenta de que dicho murete y las pilastras en las que se engarza la barandilla de hierro las hicieron “pa mantente mientras cobro”, ¡pos hale!, hay gente pa darles un meneo y desmoronarlas y romperlas. ¡Qué le vamos a hacer, si en este pueblo hay gente pa’ tó! (Me consta que el concejal responsable ya ha tomado buena nota para reparar los desperfectos cuanto antes, pues nada llama más a la desidia, que el abandono de las cosas. Y si el paseo ribereño, que es lo más mejorcico que tenemos para pasear y disfrutar del medio ambiente de la orilla del río, se lo cargan algunos vándalos, pos ya, ¡apaga y vámonos...!
Gente pa’ tó también la hay en relación con el respeto a las normas del tráfico rodado en el pueblo. Miren, voy a decir una barbaridad, si se sancionaran todas la infracciones de los conductores dentro del casco urbano, yo creo que hasta podría “autofinanciarse” la policía. Si ustedes se mueven por el pueblo, pueden comprobar esto que les digo. Lo más corriente son los vehículos en doble fila con las luces de avería puestas (en ningún sitio se “averían” tantos coches en medio de la calle, estorbando el tráfico, como en este pueblo). También abundan los que se detienen o estacionan sobre los pasos de peatones u obstaculizando las rampas de accesibilidad de las esquinas. O los que se suben sobre las aceras o zonas peatonales, muchas veces interrumpiendo el libre paso de peatones (bueno, eso lo he visto hacer hasta a algunos guardiaciviles, con sus coches oficiales para más inri, con el “justificado” motivo de entrar a tomar café o tomarse un helado). También los hay que, rizando el rizo, estacionan al pie mismo de las señalizaciones verticales de “prohibido detenerse”. Y todo, la mayoría de las veces, por el imperioso motivo de ir a sacar perras de un cajero o entrar a un establecimiento a comprar cualquier cosucha, tabaco por ejemplo.
Y el colmo ya de “la gente pa’ tó” y de la mala educación lo comprobé el otro día: Un tipo entraba al pueblo con su auto por San Juan Bosco, mas al llegar a la altura de la puerta del Parque Príncipe de Asturias, pensó lo que pensó, y, ni corto ni perezoso, viró a su izquierda y se metió dentro del Paseo de Don Antonio Salas (era a media tarde y todo lleno de niños), donde estacionó unos cinco minutos. ¿Urgente necesidad? Comprar un helado, con charleta incluida, de la casetica que hay en frente.
Pero de todos los conductores que se saltan las normas viarias a la torera, como por ejemplo, no ceder el paso a los peatones cuando estos se encuentran en su derecho a cruzar la calle, no dejar libres los cruces cuando se forma cola de vehículos ante un semáforo, ir a más velocidad de la permitida (y aún aconsejada) en el casco antiguo, etc., de todos, los que son mayormente “gente pa’ tó”, son los fulanos que estacionan o se detienen en las plazas azules para personas con discapacidad sin tener derecho a ello. Esos no tienen perdón. Miren, existe una plaza de estas perfectamente señalizada en la calle León Felipe; pues me atrevería a decir que el noventa por ciento de las veces que hay un vehículo estacionado en ella, este se encuentra desprovisto de tarjeta de estacionamiento para personas con discapacidad. A algunos conductores les he llegado a llamar la atención para que tengan un poquico de miramiento, pues hay personas en esa calle que realmente tienen gran dificultad para desplazarse y necesitan aparcar su cochecico lo más cercano a su domicilio. Pero se cargan de razones y dicen que es que van a entrar “un momento” a comprar al supermercado (el momento puede ser media hora). Mientras tanto, la plaza está ilegalmente ocupada y, si llega una persona con su tarjeta, tiene que irse al descampado a estacionar. ¡De verdad que hay gente pa’ tó!
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 04/07/2015 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
No hay comentarios:
Publicar un comentario