INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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23/11/14

La bicicleta sin pedales

 .
Geodésico de la Sierra de la Pila (1.265 m.), con la famosa «Bola»
Como les supongo al tanto de la Operación Rosetta, que es algo muy distinto a las operaciones esas que de vez en cuando encargan los jueces a la policía para pescar peces gordos con las manos en la masa, no quiero dejar pasar la oportunidad de comentarles algo sobre ello.

Antes que nada, decirles que me llena de asombro el que un aparatico que no es más grande que un frigo haya podido posarse sobre un cometa (una cagada de mosca a escala del universo, el cometa; el frigo, ni eso) que viaja a mayor velocidad que una bala de fusil y que dista quinientos millones de kilómetros de la Tierra. ¡Hay que ver qué seseras tienen esos ingenieros aeroespaciales…! «¡De lo que somos capaces los técnicos...!», que diría aquel «lañaor y paragüero» viendo pasar por el cielo un aeroplano.

Pues resulta que hace más de diez años, la Agencia Espacial Europea lanzó esta pequeña nave viajera, en cuya tecnología participa España (ya no se trata solo de los americanos y los rusos, como en la famosa carrera espacial de los sesenta). Cargaron los cachivaches en un cohete «ariadne», allá en la Guyana francesa, y ¡hala!, al espacio interplanetario, a dar vueltas por esos mundos de dios. Y así, hasta ahora.

Huelga aclararles el porqué del nombre del artilugio espacial: «Rosetta». Pues hace referencia a la famosa piedra hallada en el siglo XVIII durante la campaña napoleónica en Egipto. (Se cuenta que Napoleón tuvo la santa cachaza de pasar una noche encerrado solo en la gran pirámide de Keops, y luego de salir indemne e imbuido de los espíritus de los faraones, dicen que arengó a sus tropas con aquella grandilocuente frase de: «¡Soldados, cuarenta siglos os contemplan!». Y justo ahí debió empezar la «grandeur» de La France.) Bien, pues un soldado franchute encontró el pedrusco de granito negro, aunque fue años después cuando un tal Champollión resolvió el misterio: En la piedra estaban las claves para descifrar el mundo antiguo de los egipcios, que hasta entonces ni dios entendía un jeroglífico; en ella figuraba un mismo texto copiado en tres idiomas y grafías distintos: en jeroglíficos, que era como se expresaban en la antigüedad del imperio; en escritura demótica, que fue la que se usaba en Egipto ya en tiempos de Cristo; y en griego, que era la lengua dominante, junto con el latín, de las culturas mediterráneas de la época.

¿Y cuál es la fórmula, se preguntarán algunos, para que este artilugio espacial esté diez años viajando y no se quede sin gasolina? Yo se lo diré: la nave Rosetta, que ha recorrido miles de millones de kilómetros para alcanzar este cometa y ponerse a girar en torno a él como una mosca, no llevaba combustible: era como una bicicleta sin pedales. ¡Increíble!, dirán ustedes, ¡nada se mueve por nada, o sin nada! Y es verdad, porque ha utilizado la energía más poderosa que existe en el Unvierso: la gravedad, la que es capaz de tirar para arriba de los océanos provocando las mareas. Ahí radica el mérito de los cálculos matemáticos: enviar una bicicleta sin pedales para que circule sola de aquí a Sebastopol y se detenga allí en un puntico. Ni más ni menos.

Sin duda, estamos ante otro hito de la conquista del espacio. Inevitablemente uno recuerda aquel 20 de julio de 1969, cuando el módulo «Eagle» del Apolo XI alunizó en nuestro satélite (aunque les he referido más de una vez que mi abuela Teresa jamás lo pasó a creer, por mucho que lo afirmara Jesús Hermida moviendo el flequillo desde Nuevayork). Pero sepan que la Luna está a un tiro de piedra de aquí y llegaban en unos tres días; eso era coser y cantar. Luego de regreso, con la querencia de estar prontico en casa, ponían la nave a cincuenta mil kilómetros por hora y en un pispás hacían el viaje.

Pero esto de ahora es otra cosa. Porque además de la enorme distancia, había que «pillar al cometa descuidao», o sea, abordarlo en su momento oportuno. Para lo cual la nave Rosetta, primero tuvo que girar en torno a la Tierra, como según creía Ptoloméo lo hacían todos los astros del cielo; luego se arrimó a los grandes cuerpos celestes, como Júpiter, para tomar carrerilla y escapar hacia una órbita alrededor del sol, como en realidad giran los planetas y los asteroides (recuerden que el cura polaco Copérnico fue el primero en anunciar el sistema heliocéntrico, en contra de lo dicho por Ptolomeo y adoptado por la Iglesia).

Ahora muchos se preguntan lógicamente para qué sirve todo esto. Para saber más. Es la esencia del ser humano: la curiosidad y el deseo de conocimiento. Pues tengan por seguro una cosa: en alguna parte del Universo se hallan ocultas las claves para saber qué somos y de dónde venimos, como en la Piedra Rosetta.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 22/11/2014 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"