Lámpara del Capitol en el Ayuntamiento (foto: Claudio Caballero) |
Entre penas y glorias, el pasado viernes, día 7 de junio del presente año 2013, se ha realizado con la solemnidad requerida, como no podía ser menos, la inauguración del “Neo Capitol” en Cieza. (Disculpen, pero no me resigno a olvidar aquel teatro de nuestro sueños que fue el verdadero Capitol, construido en el solar del cine Delicias por los Martinejos en los años cincuenta, a imagen y semejanza de los grandes teatros de la Gran Vía madrileña, ¡un lujazo de cine y orgullo de todos los ciezanos!, hasta que tras un periodo sombrío de tira y afloja de las diferentes corporaciones municipales, que a ninguna le cuadraba el proyecto encargado por la anterior, en otoño de 2009 lo derribaron sin piedad y nos quedamos sin nuestro Capitol de toda la vida como yo me quedé sin abuelas).
A la inauguración de este flamante y costoso edificio, entre otras personalidades conocidas del pueblo, asistió el agricultor y escritor ciezano Guillermo del Madroñal. Luego, bien es cierto que se sumarían también dirigentes políticos de ámbito local, regional y nacional, y hasta la mismísima reina consorte de España. Al término de los actos, el casi nonagenario e incansable trabajador de la azada y el bolígrafo, manifestó sentirse agradado por la impecable interpretación de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, bajo la muy loable dirección de Virginia Martínez. Aunque bien es cierto que en el plano musical de este grandioso evento faltó la guinda más preciada: el músico ciezano Antonio García Egea, el mejor violinista que ha dado Cieza en todos los tiempos, actualmente tocando bajo la batuta del mundialmente prestigioso director de orquesta Zubin Mehta.
A su llegada a pie a las inmediaciones del nuevo teatro Capitol, Guillermo del Madroñal, del brazo de este que les escribe (por razones obvias que ustedes entenderán), fue escoltado por un amable armario vestido de guardiacivil hasta el pie de la escalinata de la puerta principal, donde sería recibido por el gerente de la constructora de este pedazo de edificio, levantado con los sudores de nuestros impuestos, y saludado al punto por otros responsables del protocolo oficial; el propio gerente, con actitud solícita, le proporcionó en el acto un cómodo sillón donde permanecer sentado hasta el momento de acceder a la sala. (Este que les escribe, conocedor de que su admirado sobrino Antonio García Egea no le iba a ser posible acudir, y, por consiguiente, sin excesivo interés ya en entrar, se retiraría discretamente por consejo conminativo del amable armario con el uniforme verde de la benemérita).
Al finalizar el concierto, con piezas de Beethoven y Mendelssohn, mientras las dignísimas autoridades se congratulaban por el éxito, se agasajaban con presentes y parabienes y se marchaban (cada mochuelo a su olivo) en su flota de lujosos automóviles oficiales que nos cuestan un riñón a todos, Guillermo del Madroñal se fue solo, despacico, acera adelante apoyándose con su bastón, no sin percatarse del inoportuno ruido mediático con pocas nueces que metían varias docenas de personas: unas, en el legítimo ejercicio de sus libertades, con sobrados y justos motivos de indignación y reivindicación, otras con patente resabio y visceralidad política que no lleva a ninguna parte, otras con reprobable actitud insultante y calumniosa que causaban vergüenza ajena, y aun otras con manifiesto desprecio a la reina consorte de España y a la institución que ella representaba, aunque a la hora de la verdad, sabido es que ciertos partidos políticos con cuya disciplina ideológica comulgan estas últimas personas, son incapaces de presentarse ante las urnas de unas elecciones con un programa electoral explicita e inequívocamente republicano para que, democráticamente y como dios manda, pueda decidir la soberanía popular. Pero no lo hacen porque prefieren continuar trincando subvenciones de lo público mientras que en determinados momentos y lugares, invocando una libertad, que en la mayoría de los casos coarta a la de otras personas, agitan con pretendida nostalgia banderas aconstitucionales.
En relación con estas últimas personas, me acordé del famoso poema gauchero Martín Fierro, del poeta argentino José Hernández, cuando dice: “De los males que sufrimos hablan mucho los puebleros, pero hacen como los teros para esconder sus niditos, en un lao pegan los gritos y en otro ponen los güevos.”
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 15/06/2013 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
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