Pico de la Pila (1.264 de altitud), en la Sierra del mismo nombre. |
¡Qué gracia!, ha dicho el ex honorable presidente de la Generalidad de Cataluña que fue un acierto huir a Bélgica. ¡Pos claro hombre!, como lo fue para el Dioni largarse al Brasil con la pasta; sólo que este último se lo pasó bomba y se gastó en las discotecas de Copacabana lo que no está escrito; y cuando al final lo trajeron del morrico y le preguntaron los jueces que dónde estaban los tropecientos millones que se llevó del furgón de la empresa de seguridad que él mismo custodiaba, el tío empezó a rascarse la molondra por debajo del bisoñé y ponía un ojo mirando para aquí y el otro para Cancarix. Pero el Puigdemont no creo que se dé a los excesos con la generosa nómina que cobra de España; aunque, claro, también recibirá dinero de esas entidades que tienen creadas a los efectos de pagar fianzas de excarcelaciones y subvencionar opacamente otros asuntos propicios a sus intereses políticos ilegales para la secesión de Cataluña.
Se nota que tras la retirada de la euroorden de extradición por parte del Supremo (para qué marear la perdiz, si los belgas no están por la labor), el hombre ha cogido fuelle y encima se ha puesto gallito, y hasta ha hecho declaraciones en español, la lengua prohibida en las escuelas de la comunidad autónoma catalana. Es más, ha lanzado un órdago para dar titulares a los medios; ha dicho que, tras las elecciones autonómicas del 21 de diciembre, esas que a él no le dio la gana de convocar y las tuvo que anunciar el Presidente del Gobierno de la nación como una medida más en aplicación del artículo 155 de la Constitución, ha dicho, el muy pillastre, que es capaz de venir a tomar posesión de su escaño en el parlamento catalán a ver si tienen “güevos” los jueces españoles a mandar ponerle allí mismo las esposas. Pues mir’usté expresi, no se pase de listillo, que todo se andará, porque la orden de apresamiento se mantiene vigente y en cuanto ponga un pie en España lo pueden trincar y mandarlo al trullo, con los Jordis, esos tan chulitos que organizaban los tumultos y los “escudos humanos” para impedir que las fuerzas del orden cumplieran el mandato de la justicia, esos que aconsejaban resistencia a la autoridad interponiendo al niño y a la ancianita. ¡Qué bien les salió la jugada…!, hasta que la jueza de la Audiencia Nacional los puso en fila.
La mayor vileza que puede cometer un ex mandatario español, como Puigdemont, que hasta su destitución legal ha ejercido de “representante del Estado en Cataluña”, es dedicarse en el extranjero a poner el ventilador de la m. contra su propio país, que es España, largando todas las falsedades que puede y más. Y propiciando excursiones de alcaldes separatistas con ruido de bastones y manifestaciones de prosélitos secesionistas en el corazón de la Unión Europea (cuya libertad de movimiento de estos fulanos es un derecho que les confiere su nacionalidad española, ¡ojo!). Hay que mentir por la causa, ¿verdá usté, señor ex presi? Hay que mentir sobre la independencia del poder judicial; hay que machacar mucho con eso de “presos políticos”, para que en el resto de la Unión Europea y demás países del mundo mundial tengan la impresión de que España es, poco más o menos que la Cuba de los Castro, la Venezuela del chavismo o la Guinea Ecuatorial de Obiang.
¿Corrupción en España…? Sí, la hay. En todo el territorio nacional; pues menuda tenía organizada el pujolismo en Cataluña, con las comisiones del 3%… Pero eso no tiene que ver nada con el infundio malicioso desde el “altavoz” de Bruselas de que aquí se encierra a la gente por sus ideas. No señor, aquí no hay presos políticos; aquí lo que hay son políticos presos. ¿Por qué? No por sus ideas, ni por manifestar en los foros públicos tales ideas, ni por engañar a la gente con esas falsas ideas, ni por causar males económicos y sociales a los catalanes con sus disparatadas ideas, ni por haber creado un cisma civil en la población de Cataluña con su torticera ideología, no, no ha sido por eso; han ido a parar al trullo, sencillamente, por quebrantar la Constitución y las leyes de nuestro estado de derecho, por desobedecer sentencias de los tribunales y por infringir el código penal. Tan reo de la justicia es quien desobedece una orden de alejamiento, como quien se pasa por el forro una sentencia del Tribunal Constitucional, ¿o no? Por eso la jueza los fue poniendo en fila y los mandó subir al furgón de la Guardia Civil, con mucha “v” de victoria en las manos y mucha sonrisa helada en el rostro, pero p’adelante como cualquier presunto delincuente.
Otra maldad, señor ex presi, que hasta enseñan a los niños en los colegios todos los que pertenecen a su tozuda ralea ideológica, es la de que “España no les quiere”. ¿Quienes no les quieren, los aragoneses, los gallegos, los extremeños, los cántabros, los murcianos, o los propios catalanes de bien, que también son España? ¡Basta ya de falso victimismo! Nadie en el resto de España les discrimina por su catalanismo, más allá de cualquier anécdota, como a los léperos en los chistes. Todo lo contrario, señor ex honorable, a Cataluña se la ama, se la admira y se la respeta en todo el territorio nacional, por haber sido siempre tierra de acogida y prosperidad. Lo que pasa es que ya nos están tocando mucho las narices los presuntos delincuentes separatistas y prófugos de la justicia como usted.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA"
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