Paseo de Don Antonio Salas, prolongando el importante eje urbano de Cieza que forman los paseos de Marin Barnuevo y de José Antonio Camacho |
A veces somos un poco críticos con nuestro pueblo y no reconocemos las cosas buenas que tenemos aquí. Y aunque no está mal de vez en cuando el ejercicio de la crítica, debemos procurar que ello no nos impida ver la parte positiva de las cosas.
Al respecto, recuerdo lo que me decía un hombre que, oriundo del Altiplano de nuestra región, se trajo a su padre anciano a vivir a Cieza. Me contaba que el pobre viejo, acostumbrado toda su vida a la visión de los secarrales y a la aridez de aquellos terrenos, se bajaba todos los días a la orilla del río para extasiarse mirando el fluir del agua entre los cañares. Pues indudablemente, lo mejor que poseemos en este pueblo es el río Segura. Y una de las mejores cosas que han realizado los dirigentes municipales en muchos años ha sido la construcción del paseo ribereño. Este encantador recorrido entre el refrescante paisaje fluvial y la presencia de huertas bien cuidadas, es una estupenda zona de esparcimiento y recreo que hoy en día podemos disfrutar los ciezanos. Esperemos que pronto se lleve a cabo la terminación del tramo que falta hasta el Puente del Argaz. Y esperemos que la gente respete y cuide ese maravilloso espacio natural que forman las orillas de nuestro río.
Otra de las cosas idóneas de Cieza es el urbanismo de que goza. No el de los barrios de nueva construcción, cuyo objetivo no es otro que el de rentabilizar al máximo el suelo por parte de los propietarios, sino el que fue elaborado en el primer cuarto del siglo XX por el ingeniero Diego Templado, que logró, no solo armonizar el trazado de un ensanche perfecto para nuestra ciudad, sino ensamblarlo al ya existente casco antiguo con la perfección de un guante. De aquel diseño quedó un centro neurálgico: la Plaza de España con su Mercado de Abastos, del arquitecto Julio Carrilero; y un importante eje urbano: el Paseo de Marín Barnuevo, hoy prolongado dicho eje con el Paseo de Don Antonio Salas, pasando por el de José Antonio Camacho. La pena es que aquel plan de ordenación urbana contemplaba un hermoso parque (el actual de “Medina Siyâsa”) con macizos de jardines, fuentes y arbolado, que los ciezanos no hemos sabido conservar. De dicho parque hoy en día ya no queda casi nada, pues primero se construyó el cuartel de la Guardia Civil, luego el colegio comarcal Gerónimo Belda, el Hogar de los Pensionistas, el ensanche del mentado colegio; más tarde se hizo el auditorio y se llenó todo de hormigón; y hace cuatro días se le ha quitado otro pellizco de terreno para ensanche de otro colegio, el Cristo del Consuelo. De modo que el sueño de un gran espacio verde para la población se ha ido esfumando con la voracidad del cemento.
Dentro de las cosas buenas que tenemos, no quiero pasar por alto lo que supone para Cieza el nuevo Capitol. Fue una lástima tirar aquel hermoso cine de nuestros recuerdos, un lujazo de teatro que había sido construido a imagen y semejanza de los grandes teatros de la Gran Vía de Madrid, cuando se podía haber rehabilitado y conservado como un patrimonio del pueblo. Pero en fin, ahí está el nuevo edificio que nos ha costado un riñón y que se le puede sacar mucho partido, de hecho, la programación de obras teatrales está teniendo muy buena aceptación entre el público. Sin embargo, se deben buscar otros fines además de las representaciones dramáticas. ¿Se imaginan, por ejemplo, un programa de Radio Nacional de España emitiendo todo un fin de semana desde el Capitol, con un elenco de periodistas e invitados de primera fila? Los jumillanos ya lo consiguieron con su Teatro Vico, y yo lo apunté en su momento a los responsables de aquí. De modo que este flamante edificio, inaugurado hace cuatro días por la Reina de España, constituye un potencial para nuestro pueblo; y, desde luego, lo que menos le favorece es que hagan botellón en su escalinata de la puerta principal y lo llenen todo de manchurrones y chorretes.
Y ya, como sería muy extenso dar un repaso a todo lo positivo de este municipio, finalizo con la agricultura y la riqueza de nuestros campos. Nada como la actividad agraria para el reparto de la renta. Una buena campaña de fruta es como una inmensa pedrea de la lotería, de la que se benefician miles de personas. Si les gusta a ustedes salir a los campos, dense una vuelta por los caminos y verán millones de árboles en todo nuestro término municipal y la maestría con que están diseñados los cultivos con su riego por goteo, donde se aprovecha hasta la última gota de agua. Es por ello que no hay que perder de vista la importancia de este sector de la producción tan beneficioso para Cieza.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 17/05/2014 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
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