Paseo de Don Antonio Salas |
Llueve mansamente. Es Domingo de Resurrección y el cielo, pródigo y maternal, regala vida a la tierra con una lluvia dulce y machadiana (“Señor, ¿no es tu lluvia ley en los palacios del rey y en los campos que ara el buey...?”) Hoy los túnicos, con sus buches hinchados de caramelos, deben guardar respeto a la meteorología. El hombre propone y Dios dispone. ¡Qué se le va a hacer...! La procesión más alegre, explosiva y colorista de la Semana Santa ciezana, no podrá salir a la calle y los anderos se conformarán este año sin el colofón final de sus hombros magullados por el golpeteo de las andas bajo una batalla incruenta de caramelos.
A Don Antonio Salas no le gustaba que bailaran los santos. “Yo, normalmente, ese día me voy fuera”, me confesó una vez. Él era hombre de convicciones religiosas, que vivió siempre coherente con su condición de sacerdote de barrio. A él tampoco le agradaba que la gente se postrara ante las imágenes. “El beato es la caricatura del santo”, solía decir. En sus palabras y en sus actos comunicaba una razonada espiritualidad, aunque en modo alguno era ajeno a las cosas del mundo, de nuestro pueblo, que finalmente fue el suyo, y de su barrio, que sigue siendo el mío.
Hoy siento el orgullo ajeno, orgullo sano, de que esta obra hermosa, que es el paseo de la avenida Jiménez Castellanos, lleve el nombre con letras doradas de Don Antonio Salas. Por fin empezamos a tener una entrada a Cieza digna y bien urbanizada. Esperemos que pronto se realicen actuaciones parecidas en los otros accesos al pueblo. Pues para alguien que llega a nuestra localidad por primera vez, esa primera visión que tenga del casco urbano, o de la entrada al pueblo, es lo que le va a proporcionar una idea de cómo somos los ciezanos.
¿Y cómo somos los ciezanos? Miren, he escrito tanto sobre estos temas, que podría remitirles a un montón de artículos (en mi página web “El Pico de la Atalaya” están todos publicados). Pero lo malo que noto en los ciezanos de hoy en día es el conformismo. Aquí hemos llegado a un estado de opinión (lo de opinión es un decir), que aunque no se haga nada en el pueblo, aunque todo siga igual per saecula saeculorum, la gente lo acepta como cosa normal. Eso es lo grave: en ciertos asuntos se ha “normalizado” lo excepcional, lo que cae fuera de las reglas básicas del urbanismo y la urbanidad.
Les digo esto porque he caminado los trescientos y pico metros de longitud que tiene el Paseo de Don Antonio Salas y he visto que es una obra digna y que dignifica este barrio de San Juan Bosco, y por ende a toda Cieza. Me gusta el diseño y la manera en que ha quedado; parece que los técnicos urbanistas han tenido en cuenta múltiples aspectos (con el paso del tiempo se verá si han obviado otros). Aunque no entro a criticar si lo construido está realizado a conciencia, pues soy del convencimiento que las obras públicas deben hacerse a casco de bomba, y además garantizarse su mantenimiento continuo, sin esperar a que se acumulen en ellas los desperfectos o la suciedad. Mas lo que hace falta es que cuidemos este bonito paseo, que en general cuidemos nuestro entorno y respetemos los espacios públicos, ya que eso nos proporcionará calidad de ciudadanía.
Lo malo, les decía, es que la gente esté tomando como fatalidad normal lo contrario. Hablas por la calle y todos dicen: “...aquí en este pueblo no podemos tener nada nuevo ni limpio” o “...aquí en este pueblo no se respeta na”, etc. Incluso todos aventuran sobre el tiempo que van a durar los bancos blancos inmaculados del paseo nuevo sin que los guarreen de pintarrajos. Yo creo que ha llegado ya el momento de pensar que sí podemos tener un pueblo limpio, con un mobiliario urbano en condiciones y unos jardines cuidados y respetados. ¿Cómo?, estarán ustedes pensando.
Miren, la base de toda convivencia ciudadana es la educación y el respeto. ¿Pero se encamina nuestra sociedad, hoy por hoy, hacia unos modelos de educación cívica y respeto? No padre, pues eso es una ardua labor a largo plazo de familia, escuela e instituciones, y, desgraciadamente y por lo que se ve, no parece que eso cunda mucho. ¿Entonces...? Entonces hay que pensar. Lo primero es educar, con resultado a largo plazo; lo segundo concienciar, con resultados a medio y corto plazo; y tercero, mientras tanto, vigilancia y sanciones para hacer cumplir las normas. Si todos ponemos de nuestra parte, dará gusto vivir en este pueblo y podremos presumir de ciezanía.
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 06/04/2013 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA")
Me gusta, te felicito Joaquín.
ResponderEliminarMuy bonito lo que has escrito, y gran verdad en lo que los ciezanos somos conformistas, aquí nadie dice nada, sea lo que sea, hagan lo que hagan, hablan y hablan, pero no mueven un dedo, que tiran el Capítol, pues que lo tiren, a mi particularmente hay muchas cosas que no me gustan, pero una sola voz que puede hacer ante cuarenta y tantas que no se pronuncian más que en corros de vecinos?
EliminarLo del Paseo? después de tanto tiempo, tampoco es la obra del Escorial, pero no esta mal, para mi gusto, faltan flores, en vez de esas plantitas en los bordes, quizás unas palmeras lo hubiera hecho más impresionante con los años, y la rotonda de la entrada, al final del paseo, demasiada grande, y la carretera muy estrecha, como entres o salgas de Cieza un poco lanzado te estrellas con los bordillos, pero todo el mundo lo comenta y nadie se planta ha decirlo, y yo la primera, veo, callo y me largo a otra ciudad que me guste más.
Esto es al margen de tú publicación sobre el Paseo que es, como todo lo que públicas, magistral.
Gracias. No sé quién eres.
ResponderEliminarAl autor/a del segundo comentario, y más largo, doy las gracias también y valoro los aspectos que de alguna forma apunta como mejorables en la obra del paseo nuevo.
ResponderEliminarUn saludo.