Ayuntamiento de Laguardia, en la Rioja Alavesa (País Vasco) |
Mir’usté, habrá que hacer algo. ¿O vamos a dejar que este país se desmiembre a cachicos? Porque aquí, en cuanto se vaya la pará, en cuanto se abra el tablacho, va a pedir la independencia hasta el gato. Así que usted verá, con todos los respetos, qué es lo que piensa hacer... Pues los políticos, el uno por temeroso el otro por ambicioso y el de más allá porque juega con dos barajas, la casa sin barrer... Ya ve usted qué panorama tenemos. El panorama nacional, que diría Berlanga. Desde luego, la transición fue difícil y hubo que tragar sapos para poder tener la fiesta en paz. ¡Pero anda que la que se viene encima...! No le arriendo la ganancia con esta tropa.
Ahora, también le digo que la situación actual no es de recibo. No se puede mantener ni un día más (y ya van demasiados) a una comunidad autónoma con un gobierno “alegal”. Que además, estos fulanos no se esconden, que lo dicen con toda su cara, que se mean en las leyes y se jactan de ello, que están creando instituciones paralelas a las de ámbito nacional, que han abierto “embajadas” en el extranjero, que anuncian la “desconexión” con el resto de España y que no respetan los símbolos estatales ni los órganos de la nación. De modo que habrá que hacer algo, ¿no cree...? Yo, pa’mí, que habría que empezar a moverse ya.
Mir’usté, el darles la espalda, con todos mis respetos, es poco menos que adoptar la estrategia del avestruz. El no recibirlos, el no querer ni verlos, está bien como muestra de desaprobación por parte de la máxima autoridad del estado. Pero además, digo yo, que habrá que tomar medidas, cortar por lo sano, poner las cosas en su sitio, ¿no le parece? A veces, en la vida, hay que echarle valor a las cosas, porque si no, para qué estamos donde estamos, ostentando la jefatura suprema del Estado, cosa que el pueblo llano, hoy por hoy, acepta, sufraga, respeta, defiende y mantiene...
Está claro que tenemos una Constitución y un ordenamiento jurídico por el que se rige esta nación de quinientos años de historia. Y eso es un valor muy grande que debemos respetar y preservar. Si hay que cambiar normas, se debe de hacer por el procedimiento previsto. Si hay que cambiar la Constitución, se hace tal como en ella misma se indica. Y si pretendemos que en este país se adopten decisiones de la importancia de perder parte de su territorio, decidámoslo todos juntos. Es el derecho a decidir, pero de todos. Nuestro derecho a decidir lo que queremos ser y cómo queremos vivir en adelante; lo mismo que en 1978, cuando decidimos que aquí “cabíamos todos o no cabía ni dios”. Y se reconocieron todas las lenguas, todos los hechos diferenciales, todos los derechos forales, todas las peculiaridades históricas y territoriales, y se validaron incluso derechos políticos e instituciones que estaban cuarenta años abolidas. Se crearon comunidades autónomas, con parlamentos autonómicos, con ejecutivos autonómicos y con normativa autonómica (sin contradecir las leyes del Estado ni la Constitución Española. Como debe de funcionar todo un entramado jurídico, ¿verdá usté?).
Ahora estos fulanos (¿no le parece indignante?) van y cubren con un trapo el retrato oficial del Rey, cuya presencia en los edificios y actos oficiales es obligada, y toman posesión farfulleramente de los cargos con juramentos o promesas “anticonstitucionales” (¿y no va a pasar nada...?). Y el presidente de ese importante territorio español, al cual la Constitución le confiere ser “el representante del Estado en su comunidad”, ese hombre al que han presentado in extremis para que unos cuantos “antisistema [capitalista]” tengan a bien aprobarle la investidura, va y conforma un gobierno autonómico, cuyas tomas de posesión, al estilo de Pancho Villa, también se hacen, no en base a la obligada “lealtad al Rey y respeto a la Constitución”, como establecen las normas de nuestro país, sino que hablan de no sé qué república independiente de su casa. Una marrullería, que no me negará usted que hasta produce vergüenza ajena.
Por eso quería decirle, con todos los respetos, que ante esta situación hay que echarle valor, coger el toro por los cuernos, mojarse los pantalones (he dicho mojarse), o estos fulanos se partirán de risa y harán lo que les dé la gana. Mir’usté, voy a decir una barbaridad: yo les convocaba ahora mismo un referéndum y tres día antes de las votaciones, salía por la tele, más serio que dios y decía: ¡Como salga que sí, desde el día siguiente al escrutinio, aquí no va a cobrar nadie un duro del Estado español! ¡Por estas, aquí jurás, que ni un solo pensionista, ni un parao, ni un subsidiado, ni un becario ni un farmacéutico, ni un mozo de escuadra, ni nadie, va a devengar un céntimo de España! ¡Hala!
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 23/01/2016 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA"
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