En el río Tus, Yeste (Albacete) |
Este artículo que ustedes tienen hoy delante hace el número trescientos de la serie “El Pico de la Atalaya”. Fue un 15 de noviembre de 2008 cuando se publicó el primero en el periódico “El Mirador de Cieza”. Su título era: “El catalán, patrimonio de España; el castellano, patrimonio de Cataluña”, recurrente tema de entonces que sigue preocupando en la actualidad a quienes entendemos la diversidad cultural que nos une como la mejor riqueza de esta gran nación nuestra que es España.
Han pasado siete años desde el inicio de este “Pico de la Atalaya” literario y ha corrido tinta desde entonces. Sepan que en estas publicaciones semanales no me he marcado límites en la temática; he escrito con absoluta libertad de aquello que me ha parecido interesante y apropiado, siempre dentro de unos cauces de respeto y moderación. Les aseguro que he considerado cada uno de los artículos como pequeñas obras literarias en su género, y he procurado entregar para el “consumo” de ustedes mi mejor “producto acabado”.
En casi todos los artículos he intentado aportar un poco de información, poner un toque de anécdota y verter algo de opinión personal. Considero que es una mezcla adecuada para dar conocimiento, entretener y poner ideas en tela de juicio ¿Alguna vez alguien se ha podido sentir incómodo? Tal vez. Formamos parte de una sociedad de pueblo donde la mayoría nos conocemos y cada lector es libre de interpretar contenidos y hasta de encontrar a veces identificaciones personales. Mi intención siempre ha sido la crítica de los hechos, no la evidencia de las personas.
En estos años, sin embargo, muchos los lectores me han devuelto, como un eco agradecido, la complacencia por esta materia que semanalmente les dono para su intelecto. Sus manifestaciones de gratitud han sido de lo más variadas, inteligentes y sabias; yo me quedo con todas, pero aquí sólo apuntaré dos: Don Antonio Salas diciéndome en la calle: “Todo lo que escribes, lo firmo y lo afirmo” y la de una amable señora que se me arrimó un día en la sala de espera del médico y me dijo: “Fotocopio tus artículos y los llevo en el bolso para leerlos de vez en cuando.”
En este tiempo, durante el cual he “manufacturado” los trescientos artículos, han pasado muchas cosas, y a veces por diversos motivos no he llegado a la cita semanal del Pico de la Ataya. A mitad de 2012 tuve el gran parón por causa familiar grave. No sé el tiempo que pasó, pero una tarde que andaba yo comido por la pena, Antonio F. Marín, excelente articulista donde los haya, me urgió a retomar la pluma; “¡no seas gilipollas y vuelve a escribir!”, me dijo. Al poco le hice caso.
He de recordar aquí finalmente que este proyecto de artículos de opinión, que nació a finales de 2008 con vocación ciezana (de Cieza para el mundo), se encuentra recogido íntegramente en mi blog de internet, cuyo nombre es el mismo de la serie: “El Pico de la Atalaya”, y cuyo fin no es otro que abrir, desde un rinconcito de mi casa, una modesta ventana literaria a todas las personas que accedan desde cualquier región del planeta. Creo que sobrepasa ya las cien mil visitas; la mayoría, de los países hispanohablantes de América.
Pero no quiero acabar el presente sin escribir unas frases sobre el tema que había pensado al poner arriba el título: el de las mujeres muertas. (No sé cuántas han sido asesinadas este año, pero aunque solo fuera una, sería ya preocupante. ¡Qué vergüenza social! ¡Qué ignominia! ¿Cómo puede ser que con tantos órganos de las administraciones públicas dedicados a “la Mujer” y tantos equipos de profesionales trabajando en áreas de “la Mujer” y tantos altos cargos al frente de las políticas de “la Mujer” y tantos recursos dedicados a las competencias de “la Mujer”, y con tantísima gente comiendo de “la Mujer”..., cómo puede ser, repito, que no haya dios que pueda parar esta lacra?
Si después de tanto, todo sigue igual, es que algo no se hace bien. Si a pesar de las campañas informativas, del teléfono 016 que no deja huella en la factura, de los juzgados especializados en el tema, de los protocolos policiales al respecto, de las órdenes de alejamiento, de las manifestaciones del lacito, de las charlas en centros educativos, etc., si después de todo eso, siguen cayendo demasiadas mujeres víctimas del terrorismo machista, es que algo falla, y creo que es la educación integral en valores de todas las personas. Pero en tanto no se logre ese alto ideal de civismo y de respeto (si es que los mensajes que proporciona esta sociedad no van en contra de ello), hay que hacer algo. ¡Hagámoslo ya!
©Joaquín Gómez Carrillo
(Publicado el 26/12/2015 en el semanario de papel "EL MIRADOR DE CIEZA"
Enhorabuena por estos trescientos artículos que nos ha regalado, 300 artículos llenos de anécdotas, de opiniones, de realidades, de viajes, de aventuras, de sentimientos, de emociones...pero sobre todo, han sido y son una riqueza para todos los que leemos y admiramos tu obra.
ResponderEliminarFELICIDADES Y ESPERO LEER, COMO MÍNIMO, OTROS TRESCIENTOS MÁS.
UN SALUDO AFECTUOSO.
MARÍA
Muchas gracias María por el comentario.
ResponderEliminarUn saludo y feliz año 2016.
Enhorabuena por tus trescientos artículos de esta serie, Joaquín, de los que he leído bastantes y que atestiguan tu formación y tu calidad literaria. Ser una persona brillante en cualquier campo de la actividad humana es bueno, pero mejor aún es serlo sin perder nunca la humildad por ello. Tú eres un ejemplo. ¡Mucho ánimo y a por otros 300!
ResponderEliminarGracias José Eduardo por tu comentario. Me enorgullece contar con lectores que poseen la sensibilidad y la valía personal de las que tú has dado sobrada muestra tener.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.