INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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1/10/23

Moga y el rey

 .

Típica casa aranesa en Bagergue

La mañana en que subimos hasta Bagergue lloviznaba; a ratos llovía; luego escampó y salió el sol. Entonces vimos el pueblo, engalanado de flores, en todo su esplendor. Era el de mayor altitud del Valle, a más de 1.400 metros (háganse una idea: la cima de la Sierra de la Pila, donde está la famosa «bola» y desde donde se puede ver el Mar menor y la Manga divinamente, tiene 1.264 m. de altura), y también uno de los más bonitos de España, con su iglesia románica de San Félix. Allí conocimos a Felipe Moga.

El aranés se puede parecer al catalán, pero no es catalán, aunque el gobierno de la comunidad autónoma de Cataluña hace grandes esfuerzos por implantar el catalán en la población. Sin embargo, allí lo que más se habla es el español y el aranés, que también se le llama occitano, y son cooficiales las tres lenguas en toda Cataluña. Pero el Valle de Arán es como una autonomía dentro de otra autonomía. De hecho en él, los partidos que gobiernan son de ámbito propio del Valle, y el «Consejo General de Valle de Arán», que es el órgano de gobierno autónomo, lo encabeza el Síndico (en la actualidad ocupa el cargo una mujer: María V. Pérez). Allí la población está más por la españolidad que por la catalanidad; de hecho, cuando el famoso «procés» de Puigdemont y ante el riesgo de una secesión de Cataluña, ellos anunciaron que se quedarían en Aragón.

En Artíes, un pueblecico precioso, por medio del cual pasa el Garona cuando aún es un riachuelo pirenaico (es el único río que nace en España y corre hacia Francia, para desembocar en el Atlántico por Burdeos, convertido ya en brazo de mar), habíamos entrado a ver la iglesia de Santa María d’Artíes; una maravilla del románico, toda policromada en su interior, que tiene la rara particularidad de que sus columnas que sostienen la bóveda del templo se hallan inclinadas hacia los lados, abiertas, como si a duras penas pudieran soportar el peso de la techumbre y fueran a partirse de un momento a otro. «Oiga, ¿pero esto no es peligroso?», pregunté a la guía o vigilante de aquella joyica de iglesia. «¡Qué va —respondió la chica muy amable—, lleva así ochocientos años y no se ha caído!».

En ninguno de los pueblos del Valle vi un solo policía local. ‘Qué extraño —pensé—’ Luego me cercioré preguntando en Viella, que es la capital, a un mozo de escuadra por la calle: «Oiga, ¿no hay aquí policía local?». «No —dijo—, estamos los Mossos, la Guardia Civil y la Policía Nacional» (¡mucha policía!, como dice la canción esa de rock sucio de Eskorbuto); para qué tanta, si allí, desde que hizo su guerra el General Moscardó en 1944 contra la invasión comunista, no hay muchos cacos… «La Suiza española» llaman al Valle de Arán, y no solo por su encanto de alta montaña de los Pirineos, que se asemeja a los Alpes, sino también por su  excelente nivel de vida. La gente allí tiene perras y vive muy bien, pero encajonada entre montañas; yo no podría; sólo viendo alrededor las laderas abruptas, forradas de bosques de abetos, y el cielo, amenazante la mayoría de las veces por fuertes lluvias, grandes tormentas o nevazos.

El hombre, un tanto mayor, nos contó que su esposa estaba afectada por una enfermedad y él también sufría dolores de cabeza. Felipe Moga, famoso esquiador en su época y pionero en introducir el turismo de invierno en Baqueira, cuando empezaban a esquiar con unas tablas atadas a las Chirucas, nos mentó a su familia: su padre, ganadero, pues la actividad principal era entonces la ganadería: las vacas lecheras, cuya leche bajaban a venderla a Francia (la salida natural del Valle de Arán es hacia el país galo). Nos aseguró que en aquel tiempo la gente era pobre, aislada en los duros inviernos, hasta que él y otros jóvenes se empeñaron en montar una estación de esquí. Luego, con las visitas de Juan Carlos y Sofía (aún príncipes, y luego reyes), aquello se vendría arriba como la espuma.

En otro bonito pueblo, Salardú, está la iglesia de «San Andrés de Salardú», una joya más del románico, casi como todas las del Valle, con sus torres octogonales; y verán lo que pasó (que eso fue ya por la tarde, de vuelta de Ballergue, donde habíamos comido, muy bien, en el restaurante «El jardí dels pomers» (El jardín de los manzanos) y habíamos visitado la quesería «Hormatges Tarrau», cuyo tendero era un tanto charlatán en el buen sentido y hacía que salieras cargado de riquísimos quesos araneses, que él te daba a probar con su amabilidad y su labia. En esta iglesia de Salardú —les decía— hay, metida en una urna de cristal, la talla, viejísima, a tamaño natural, de un Cristo románico. Yo he aprendido hace mucho tiempo que a los templos hay que entrar con respeto, o no entrar. Una vez, recuerdo, fui a Covadonga y vi personas que caminaban de rodillas entrando a la cueva de la Santina; me di entonces media vuelta; no estaba bien, no era nada decoroso, que yo fuera echando fotos como un guiri, en un lugar donde la fe se podía cortar con un cuchillo.

Ballergue no tiene ayuntamiento, pues pertenece al municipio del «Naut Aran» (Alto Arán), que agrupa varias poblaciones y cuya casa consistorial está en Salardú. Pero es un lugar que todo el mundo aconseja visitar («No os vayáis sin subir a Bagergue», te dice cualquier habitante del Valle). Entramos al «Museo eth Corrau» (en aranés, «el Corral»). En realidad es un antiguo corralón con establos, pilón del agua, cámaras del heno, nave de arreos, etc., convertido en museo etnográfico. Felipe Moga, cuya casa donde vivía era preciosa, a un tiro de piedra del mentado museo, nos abrió la puerta de este y se quedó por allí sentado por si le queríamos preguntar algo (el museo era suyo; no sé si el hombre aún vivirá).

Pues como les decía antes, en relación con la talla del Cristo románico de la iglesia de San Andrés de Salardú, ocurrió que entraron un grupito de francesas con su guía, un fulano joven que parecía hablar para sordos. Este, en franchute, obviamente, se puso a explicar los misterios del citado Cristo románico a voces estentóreas, cual en un mercado de verduras; a mí me ponía a parir esa actitud tan irreverente, y, por no echarle una fresca, me salí del templo de mal humor.

En el museo, Felipe Moga tenía fotos comiendo con los reyes. Cuando se lo hice notar, él, humilde, contó que durante años fue el acompañante de esquí del rey Juan Carlos y monitor de su hijo Felipe, a quien conocía muy bien desde niño y tenía un grandísimo concepto de él y de su madre, Sofía. «Cuando visitaban Baqueira, venía alguna noche a cenar a mi casa la familia real», dijo el hombre; y añadió que, a veces, se unía a la cena Jordi Pujol, con quien también le unía amistad.

©Joaquín Gómez Carrillo 

 

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"