INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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16/9/18

La Suiza española

 .
Ayuntamiento de Les, último municipio del Valle de Arán antes de la frontera con Francia
Estos días atrás he vuelto al Valle de Arán. Después de más de veinte años he tenido el placer de recorrer de nuevo aquella bonita tierra enclavada entre altas montañas de los Pirineos (sepan que nada acerca más el ser humano al cielo que la cima de una gran montaña). Todos los pueblos del valle son de una belleza excepcional: Viella, Artíes, Bagergues, Bossot, Les…, y otros muchos núcleos urbanos que se asientan, bien en la zona baja del terreno, bien salpicando de forma inverosímil las empinadas laderas, entre bosques de abetos. Y en todos destacan sus iglesias románicas como figuricas contrahechas de un belén gigante.

Mas estas poblaciones no solo son bellas porque sí, sino también porque los araneses han decidido hermosearlas, adornando sus casas con infinidad de flores, engalanando de plantas sus calles, placitas y jardines; y manteniendo impecablemente limpios los espacios públicos. ¡Ay, si en Cieza tuviéramos una pizca de cuidado y no tirásemos todo al suelo, y no sacáramos los perros a mear farolas, bancos, árboles y esquinas; y no arrojáramos bebidas u otros líquidos al enlosado, que en el Callejón de los Frailes no le cabe más mugre y chorretes al granito de su pavimento; y no dejáramos la basura fuera de los contenedores, y no sacáramos colchones y otros enseres viejos sin avisar previamente a la empresa que los recoge…! ¡Ay, si los ciezanos respetáramos un poquico más nuestro pueblo…!

 Cuando fui la primera vez al Valle de Arán aún viajábamos en familia y el mundo era muy distinto. Ahora he vuelto a pisar la hierba mojada del camping donde estuvimos entonces con nuestras tiendas de campaña, un lugar precioso a la orilla del Garona (el único río español que nace en las cumbres del valle, corre hacia Francia, y, majestuoso, desemboca luego en el Océano Atlántico por Burdeos). Aquella vez, recuerdo que entramos por la Bonaigua. Habíamos subido de Barcelona hasta la Seo de Urgel, y, tras visitar Sort, donde “La Bruja de Oro” vendía lotería nacional por un tubo, ascendimos el mítico puerto de montaña por el que a principios de los veinte pasara el rey Alfonso XIII para visitar aquel, por entonces olvidado, rincón de España. Es de suponer que se trataría de rutas de tierra muy precarias, tras las cuales el monarca halló una de las zonas más “escondidas” de su reino.

Esta vez hemos entrado al valle por el Túnel de Viella; pero no por aquel viejo túnel que Alfonso XIII, espantado por la incomunicación que sufrían aquellas gentes, mandara construir tras su viaje (luego, con la proclamación de la República y el estallido de la Guerra, se retrasarían los trabajos de aquella colosal obra, hecha a pico y barreno, y el túnel sería acabado durante la dictadura de Franco, en 1948). No, ahora hay otro túnel más moderno, horadado bajo los cimientos de las altas cumbres, que garantiza una puerta al Valle de Arán y una comunicación con Francia.

Sin embargo, hace poco más de veinte años, con mi mujer y mis hijas pequeñas, tuvimos la gozosa experiencia de encumbrar el Puerto de la Bonaigua, uno de los más elevados de España, desde donde se divisa un panorama excepcional de alta montaña y se pueden contemplar las manadas de caballos salvajes pastando la hierba que crece a 2.000 metros de altitud. (Imaginen aquellos automóviles de la comitiva real, en el año 1924, con los motores echando humo y tirando el agua de los radiadores como cafeteras).

Pero cuando la visita del rey, los araneses formaban una sociedad peculiar, que se relacionaba más con Francia, por la parte baja del valle, que con el resto de España. Su población, que se dedicaba principalmente a la ganadería y a la elaboración de quesos, mantenía una forma de gobierno ancestral, hablando entre ellos, no el catalán, sino la “lengua de oc”. Sin embargo, tendrían que pasar muchos años para que en el Valle de Arán se produjera el milagro económico, y entonces aquel rincón de nuestro país, cuyas gentes se han sentido siempre más aranesas que catalanas (en la actualidad es como una autonomía dentro de otra autonomía), se convirtiera en lo que hoy en día puede denominarse “la Suiza española”.

Y todo ocurrió porque unos hombres, allá por los sesenta, dejaron de segar heno en los prados y ordeñar vacas, y se calzaron unos esquís. F.M., un campeón de España, aranés y pionero en la gran idea que dio origen a las estaciones de Baqueira-Beret, cuenta sus recuerdos a quienes les puedan interesar. El hombre, en su sencillez, atesora en su casa-museo de Bagergues, junto con los más variopintos aperos y herramientas de la actividad ganadera de su padre y abuelo, fotografías suyas con miembros de la familia real comiendo en su casa. Siete años, dice, fue profesor, y acompañante en las pistas de esquí de Baqueira, del entonces príncipe Felipe. “Es una buenísima persona”, dice del rey F.M., y lo hace con una sinceridad como si tuviese su mano sobre la Biblia.

El milagro es sencillo: un turismo de doce meses. En verano, senderismo y belleza al más puro estilo alpino. En invierno, nieve, paisajes de cuento y visitantes de alto poder adquisitivo. Así que donde había vacas, se venden equipos de alta montaña, se alquilan esquís o crecen como espárragos los restaurantes y hoteles. ¡Ay, si en Cieza se nos abrieran los ojos con el potencial del río Segura…!

©Joaquín Gómez Carrillo

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Cuentos del Rincón

Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"