INTRODUCCIÓN

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JOAQUÍN GÓMEZ CARRILLO, escritor de Cieza (Murcia), España. Es el autor del libro «Relatos Vulgares» (2004), así como de la novela «En un lugar de la memoria» (2006). Publica cuentos, poesías y relatos, en revistas literarias, como «La Sierpe y el Laúd», «Tras-Cieza», «La Puente», «La Cortesía», «El Ciezano Ausente», «San Bartolomé» o «El Anda». Es también coautor en los libros «El hilo invisible» (2012) y «El Melocotón en la Historia de Cieza» (2015). Participa como articulista en el periódico local semanal «El Mirador de Cieza» con el título genérico: «El Pico de la Atalaya». Publica en internet el «Palabrario ciezano y del esparto» (2010).

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25/1/20

Padres sin pin

 .
Ermitica del Santo, tras el Cerro del Castillo y el yacimiento arqueológico de la medina de Siyâsa, Cieza
Eran otros tiempos. Corrían entonces los años ochenta y noventa del venturoso siglo pasado, cuando mis hijas acudían a un colegio público de primaria y, posteriormente, a un instituto, también público. Su madre y yo nos preocupábamos, como es natural, por la educación de ellas: acudíamos a todas las reuniones de los tutores, hacíamos todas las preguntas pertinentes, estábamos al tanto de la marcha de las asignaturas curriculares, talleres y complementarias, firmábamos todas las autorizaciones relativas a cualquier actividad o viaje que implicase salir del centro educativo y, por supuesto, formábamos parte de la correspondiente asociación de padres de alumnos (APA), donde estábamos al corriente del funcionamiento y la buena marcha del trabajo docente y la educación del alumnado, siempre atentos a colaborar con el profesorado o a detectar posibles fallos de funcionamiento. Cuando había elecciones a miembro del consejo escolar, nos presentábamos como candidatos, pues nada era más importante que la educación y formación de nuestras hijas. Nuestra idea era que los padres habían de formar una piña con los profesores y la dirección del centro, siempre a través de los cauces de participación democrática que legalmente lo permitían.

Ni que decir tiene que en casa, ya mediante las conversaciones, siempre abiertas a tratar o debatir cualquier tema; ya con el buen consejo, de que lo más importante era respetar a todo el mundo sin distinción y saber hacer uso de la propia libertad personal sin perjudicar las libertades de los demás; ya con el ejemplo, de tolerancia y el conocimiento de lo que está bien y lo que está mal, nuestras hijas fueron mamando unos principios, que luego ellas enriquecerían con su libre albedrío, con sus lecturas de buenos libros o con los conocimientos adquiridos de personas más sabias que nosotros. Pero una regla era invariable: el respeto. (Desde pequeñas, siempre les expliqué que los Reyes Magos era una bonita tradición, que los príncipes y las hadas no existían, que los niños no venían de París y que los cuentos, cuentos son.)

Y no era un sendero de rosas la educación, porque, implicados en la marcha del colegio, nos enterábamos de asuntos que afectaban muy directamente a la formación del alumnado y había que trabajar para superarlos. Muchos padres y madres no aparecían por las reuniones, les daba igual o confiaban en que el profesorado era perfecto. (Una vez tuve que enfrentarme a la dirección en pleno porque se empeñaban que los padres firmásemos un «consentimiento» haciéndonos responsables de todo lo que les pasara a nuestros hijos en un viaje de estudios de varios días. No, no, dije, «yo autorizo a que mis hijas viajen acompañadas de los profesores, los cuales serán responsables de lo que les pueda ocurrir a las criaturas». Aquel texto impreso que muchos padres firmaban de buena fe o con poco interés, fue cambiado por el centro a la forma correcta.)

Había tela que cortar y pocos padres y madres se mostraban interesados. En un consejo escolar dimitieron dos profesores. Se mostraron intransigentes y se fueron del órgano para toda la legislatura. Era un asunto serio: por una chiquillada había que resolver un expediente de expulsión demasiado riguroso; tras debatir las diferentes posturas se votó y salió aprobada la tesis que adoptamos los representantes de los padres de los alumnos y un profesor que no se sumó al «corporativismo» de los compañeros. El castigo se saldó con tan solo unos días de expulsión del alumno (y la dimisión fulminante de los antedichos profesores, que se levantaron allí mismo y se largaron); pues la «trastada» del alumno no daba para más. Los padres y las madres teníamos que estar ahí, bajo la representación democrática.

Siempre confiamos en el bien hacer del profesorado, y cuando venían personas ajenas al centro a dar charlas formativas, nosotros, los padres y las madres que estábamos interesados e implicados, por medio de la APA o el consejo escolar, nos hallábamos al tanto del contenido. Cuando fueron un día unas chicas voluntarias de la Cruz Roja a contarles lo que mis hijas ya sabían de sobra y a regalarles un preservativo a cada alumno (todo ese material venía de la Comunidad Autónoma, ¡en tiempos de Valcárcel!), ellas nos lo contaron en casa sin la menor trascendencia. Como padres, siempre nos preocupamos de que ellas fueran conscientes de lo que hay ahí fuera.

A un profesor hubo que reprobarlo ante la Consejería porque no daba ni clavo, y lo hicimos a través de la APA, pues en el consejo escolar, aunque se sabía todo, los compañeros y la dirección cerraban filas en aras del corporativismo. (Esas cosas siguen pasando, ya que ningún colectivo profesional es perfecto, y hay profesores sin vocación que están ahí con el ánimo de cobrar su nómina domiciliada en su cuenta bancaria tan ricamente; ponen a los alumnos una película, repetidas veces, y las materias que las dé Rita; luego, aprobado general y a vivir.)

¡Ay!, las cosas que se ven, se descubren y se aprenden, cuando se ejerce como madre o como padre, con «pin» o sin «pin», en la marcha educativa de sus hijos, (que son suyos desde la responsabilidad de protegerlos y prepararlos para la vida, nada más, y ¡nada menos!).
 ©Joaquín Gómez Carrillo

2 comentarios:

  1. Este artículo tiene una clara y alta defensa a vuestra labor como padres, aunque supongo que algún error habrá caído en ese buen hacer. Pero en ningún momento veo la defensa a la docencia, una labor a la que los profesores y las profesoras le dedicamos mucho tiempo, aunque con errores, intentamos hacer y dar lo mejor de nosotros y nosotras y sobre todo dándole a nuestros alumnos y alumnas todo nuestro cariño desde el respeto hacia ellos y ellas y hacia sus familias. Gracias por recordarnos lo importante que es el profesorado een la vida de nuestros y nuestras hijas, porque le recuerdo que, además de profes somos padres y madres. Así que con pin y sin pin tenemos clara cuál es nuestra responsabilidad.
    Un saludo, Joaquín.

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  2. Estimado/a anónimo/a, es incuestionable que en todos los colectivos humanos hay personas y profesionales encantadores, responsables y bien preparados para impartir, en este caso, la enseñanza. Los padres, en cambio tienen que ir formándose a medida que los hijos crecen y demandan atenciones y solución a problemas, ¿qué le voy a contar, si es madre o padre?
    Agradezco mucho su comentario.

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Cuentos del Rincón es un proyecto de libro de cuentecillos en el cual he rescatado narraciones antiguas que provenían de la viva voz de la gente, y que estaban en riesgo de desaparición. Éstas corresponden a aquel tiempo en que por las noches, en las casas junto al fuego, cuando aún no existía la distracción de la radio ni el entoncemiento de la televisión, había que llenar las horas con historietas y chascarrillos, muchos con un fin didáctico y moralizante, pero todos quizá para evadirse de la cruda realidad.
Les anticipo aquí ocho de estos humildes "Cuentos del Rincón", que yo he fijado con la palabra escrita y puesto nombres a sus personajes, pero cuyo espíritu pertenece sólo al viento de la cultura:
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* Tres mil reales tengo en un cañar
* Zuro o maúro
* El testamento de Morinio Artéllez
* El hermano rico y el hermano pobre
* El labrador y el tejero
* La vaca del cura Chiquito
* La madre de los costales
* El grajo viejo
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Frases para la reflexión:

"SE CREYÓ LIBRE COMO UN PÁJARO, Y LUEGO SE SINTIÓ ALICAÍDO PORQUE NO PODÍA VOLAR"

"SE LAMÍA TANTO SUS PROPIAS HERIDAS, QUE SE LAS AGRANDABA"

"SI ALGUIEN ES CAPAZ DE MORIR POR UN IDEAL, POSIBLEMENTE SEA CAPAZ DE MATAR POR ÉL"

"SONRÍE SIEMPRE, PUES NUNCA SABES EN QUÉ MOMENTO SE VAN A ENAMORAR DE TI"

"SI HOY TE CREES CAPAZ DE HACER ALGO BUENO, HAZLO"

"NO SABÍA QUE ERA IMPOSIBLE Y LO HIZO"

"NO HAY PEOR FRACASO QUE EL NO HABERLO INTENTADO"